Llevaba tiempo queriendo hacerlo pero no me atrevía. Sabía que lo que iba a ver no me iba a gustar. Por eso, aunque varias veces estuve tentada a hacerlo, siempre me echaba para atrás en el último momento. Echaba la vista hacia otro lado intentando negar lo evidente, lo que desde hace varias semanas vengo intuyendo.
Pero, por fin, hoy me he atrevido. He ido despacio, temerosa, sin saber muy bien cuál iba a ser mi reacción. He quitado todos los estorbos que heencontrado en el camino, he cerrado los ojos y cuando los he abierto... ohhhh, la báscula no engaña!!!
Dejar de fumar, la visita de mis padres, las fiestas, la cerveza, la ausencia de deporte en mi vida han pasado factura. Mis pantalones, entre otras cosas, ya me lo venían avisando desde hace unas semanas pero yo siempre confiaba en que era lo lógico, lo normal de unos pantalones recién lavados. Pero no, he engordado, y a las pruebas me remito.
Hoy me he enfrentado a la báscula e inmediatamente después, me he bebido dos litros de agua de una sola sentada. Esto lo arreglamos entre todos entendiéndose todos por el gimnasio, el agua, las verduritas y, fundamentalmente, los cereales y las frutas, aliados nocturnos desde este mismo momento.
No hay marcha atrás. Estoy por imprimirme alguna de esas fotos del 2004 y pegarlas por toda la casa. Mañana voy al gimnasio, voy a volver a correr 20 minutos por la cuenta que me trae y después litrada de agua, que elimine todas las toxinas.
La operación primavera ha comenzado... (CONTINUARA)
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