18 junio 2012

513. Fran o 'fatiguitas'

Normalmente suelo poner las iniciales de los nombres cuando escribo sobre la gente pero hoy no, hoy quiero que se sepa con nombres (los apellidos los omitiré) de quién estoy hablando.

Fran ha estado este fin de semana por tierras cántabras. Era el regalo de cumpleaños de Valle, su mujer, y con Adrián, su pequeño de ya casi tres años, han cogido el Ryanair de turno y hala, a Santander se ha dicho.

Anoche, tras un completo día de idas y vueltas para cuadrar horarios e historias, por fin pudimos quedar al salir yo del curro, más allá de las nueve de la noche y fue... diría especial pero ni siquiera eso, fue aún mejor porque sentí que el tiempo no había pasado, que los últimos diez años habían dejado prácticamente de existir y que el bar donde estábamos bien podría ser esa Parrapa sevillana.

Así es Fran.

Charleta, puesta al día pero no a marchas forzadas sino de manera natural, sin el estrés de no dejarte nada en el tintero, sino de seguir charlando como si hiciera dos días de nuestra última caña juntos.

Asi es Fran.

Siempre sonriente, con su humor escatológico, con Pepa y Lola o Lola y Pepa, con ese título de fatiguitas que no acabó nunca de

512. Lanzarote (II)

El domingo vamos hacia la sede de la Fundación César Manrique en Tahiche. Su director es cántabro y ya le he hecho más de una entrevista pero con el poco tiempo del que disponemos no es plan de andar quedando con la gente.

De nuevo hace frío y viento.

Antes de llegar a los Jameos del agua paramos en Guatiza, a ver el jardín de cactus, también diseño de César Manrique. Está original, muchas especies de cactus diferentes dispuestas en una especie de circo romano en redondo. Pasamos por Arrieta y Punta Mujeres pero sin bajarnos del coche para acabar en los impresionantes jameos del agua

La visita yo diría que es obligada. Dicen que el máximo atractivo son los cangrejos blancos a los que nunca les da la luz pero yo, más allá de eso, me quedo con la arquitectura del lugar. Por cierto, los cangrejos, que hay bastantesm son minúsculos.

Después, también queremos visitar la Cueva de los Verdes (todo entra en el bono de 26 euros que adquirimos en el Timanfaya), llamada así por los pastores que guardaban el ganado en su entrada. UNa cueva que se originó por la lava de un volcán pero que tampoco tiene mucho más si estás avituado a entrar en cuevas o si has visto las de El Soplao, el Drac o las de Puente Viesgo. Lo único la sorpresa que guarda al final del recorrido, impactante y muy secreta.

Al mirador del Río, otra de las obras de César Manrique no entramos, pero desde el muro que hay un poco más adelante se pueden intuir las mismas vistas que desde el mirador. La isla de La Graciosa tiene buena pinta, salpicada por un puñado de casas, tiene el mismo paisaje que el resto de la isla de Lanzarote, es decir, rocoso, marrón, con tierra y arena.

Vamos a Órzola con la idea de coger un barco hasta la graciosa y comer pero a esa hora no hay barcos -se ve que descansan al mediodia- y comemos en el pueblo. De todos modos, el viaje ida y vuelta a La Graciosa cuesta 20 euros. Comemos boquerones en vinagre, papas, pulpo a la parrilla y fritura de pescado (Antoñitos y viejas). De postre papaya y Bienmesabe. 2 Pepsi, dos cañas y una de agua 45 euros.

Después vamos a Teguise, un pueblo de 'interior', dentro de todo lo interior que puede ser si hablamos de una isla. ES bonito, muy autóctono pero son las cinco de la tarde y no se ve un alma.

La Caleta de Famara es una playa donde también sopla el viento en exceso. Hay mucho surfista, un gran arenal y también se ve La Graciosa. Hay una urbanización llena de bungalows que debe ser destino fijo de surferos. Está muy bien. Me gusta el ambiente que se respira en el pueblo.

De vuelta al hotel pasamos por San Bartolomé y Tías y vemos de refilón el monumento al Campesino (también obra de Manrique) y la casa donde vivió José Saramago.

Por la noche, vamos a la zona del Puerto a tomar unas cañas antes de cenar. La cena, en una bodega típica, también está muy pero que muy bien. Una estupenda relación calidad-precio. Y después volvemos a un pub que hemos descubierto a tomar un cóctel y fumar en cachimba.

El lunes, antes de ir para el aeropuerto, vamos a Costa teguise, otra de las zonas turísticas por excelencia. Esta plagada de hoteles y apartamentos y si que es bastante tranquila dentro de lo que cabe. Las playas están bien.

Arrecife, la capital, sin más. Solo tiene una calle peatonal muy grande llena de tiendas. Comemos por alli pero nada del otro mundo y nos dirigimos al aeropuerto, alli aun nos da para comprar alguna colonia más.
















05 junio 2012

511. Lanzarote (I)

Mi hermana es la más galla del corral. ¿Cómo celebrar su cumpleaños? Pues en Lanzarote y allí que nos fuimos del 25 al 28 de mayo. Una escapada relámpago con tres horas de avión de ida y tres de vuelta, ¿palicita? Si ¿Sarna con gusto no pica? También.

El avión de Ryanair (no llega a 80 euros ida y vuelta) sale ya de noche de Santander y no llega a Lanzarote hasta las 11.30 de la noche (hora canaria). Es un poco pesado pero bueno... soportable.

He reservado en Autoreisen on line el coche para el fin de semana y para devolverlo el lunes antes de que salga el vuelo. Podemos recogerlo en el aeropuerto y a esas horas intempestivas. Es un cochecito pequeño, un renault Twingo pero que no nos cuesta ni 50 euros para los tres días y ¡con aire acondicionado!. ¡Tirado de precio!

Tiramos para Puerto del Carmen, es donde hemos reservado el apartamento. Nos han dado las indicaciones pero tiramos de gps del movil. Los encontramos sin mucho problema. El apartamento está muy bien. Tiene una habitación con dos camitas, un salón cocina y el baño, amén de una terracita fuera. Está tirado de precio nos ha salido en total 112 euros por tres noches y con desayuno (entre las tres).

Vamos a echar una ojeada. Llegamos sin problema a la avenida de las playas, donde se cuece toda la pomada pero no hay mucha gente y los bares están cerrando. Se ve mucho guiri. Está todo lleno de apartamentos del tipo al nuestro. Se ve bonito.

Sopla un airecito peculiar, una chaqueta no me vendría mal. Al día siguiente ya empiezo a sospechar que el viento va a ser una constante en esta escapada y, comentándolo con más gente, me temo que sí, Lanzarote es una isla de viento.

El sábado a las 7.30 horas, mi hermana y yo ya estamos despiertas. Aquí tampoco hay persianas y una luz tremenda entra por la ventana y se cuela entre las cortinas. Bajamos a desayunar y nos encontramos con que el desayuno es a pie de la piscina y que, además, puedes elegir entre desayuno inglés (pasamos) o continental. El continental es nada más y nada menos que el café, un zumo, un croissant a la plancha, dos supertostadas de pan de molde y jamón york, queso, mantequilla y mermelada a espuertas. ¡Impresionante para lo que ha costado!

Cogemos el coche en dirección al Parque Nacional de Timanfaya y nos damos cuenta de que la gasolina cuesta a un euro el litro (en la península está a casi 1,40 en estas mismas fechas). Pasamos por Yaiza pero vemos el pueblo en el coche, tampoco tiene mucho más.

El parque es como estar en otro planeta.

Pillamos un bono que te da acceso a ver cuatro cosas por 26 euros. Hay que solicitarlo en taquilla.

Paramos primero en el Centro de Interpretación, que es gratis, y te ponen un documental sobre lo que vas a ver a continuación. Luego vamos ya al parque propiamente dicho. Se nota que es uno de los destinos turísticos por excelencia de la isla. Nos montan en un autobus y te hacen una visita guiada por el parque de unos 45 minutos. Te van explicando cada cosa en varios idiomas.

Cuando acaba el recorrido en autobus hay demostraciones para que comprobemos el calor que se desprende del volcán. Acerca unas llamas a uno de los agujeros y rápidamente comienzan a arder y al echar un cubo de agua en otro, sale esta a presión como si fuera un geiser. En otro lugar tienen una parrilla con comida hecha solo con el calor que se desprende. ¡Espectacular!

Merece la pena 100%

Luego vamos a Las salinas, otro punto supuestamente de interés pero que no son más que eso, salinas. De ahí a los Hervideros, muy chulo, formaciones curiosas que han hecho las rocas por la intervención del mar. Las fotografías en este lugar salen muy pintorescas.

En este lugar el frío y el viente se lleva mejor, se está más resguardado.

El Golfo es un pueblo o aldeilla más bien con un monton de restaurantes con muy buena pinta pero aún es pronto para comer, más teniendo en cuenta el suculento desayuno que nos hemos metido entre pecho y espalda.

Seguimos a la charca de las cinchas o laguna verde, que luego descubrimos que el misterio está cuando sube la marea y se ve esta charca de color verde rodeada por el agua azul del mar. A nosotros nos pilla con bajamar...

Playa Blanca es el destino para comer. Es bastante turístico pero ha sabido conservar la fisonomía de cualquier pueblo costero. Está muy chulo. Todas las casas blancas con puertas y ventanas o verdes o azules. Compramos perfumes y tabaco a muy buen precio y nos recomiendan un  restaurante a pie de playa: el Brisa Marina (una ensalada tropical, puntillitas, patatas a lo canario con tres salsas, tacos de atún, dos cañas, una cola, 2 de papaya con zumo de naranja y un tiramisú 55 euros. Nos hemos quedado fenomenal.)

Damos un paseo por esa zona y empezamos a ver hotelazos a pie de playa. Cogemos el coche para ir hasta Playa Quemada, otro "lugar pintoresco" pero lo más pintoresco que tiene son las decenas de caravanas que se esparcen a diestro y siniestro, están repartidas por todos lados. Parece un pueblo chabolista o algo así.

Hemos visto más de una playa de arena blanca ¡no como en otras islas que ya hemos visitado!

Puerto Calero es un mundo aparte. El mundo del lujo y la sofisticación, Un puerto deportivo de impresión y un centro comercial al aire libre lleno de tiendas de grandes firmas de moda. Es el Puerto Banus de Lanzarote.

Volvemos a bajar camino a Playa Blanca para ir a las Playas Papagayo. Hemos leido que hay que pagar por entrar porque están en una reserva natural pero lo cierto es que nadie nos pide nada (también es verdad que son las siete de la tarde). Son seis kilómetros por carreteras de arena y tierra en estado regular, con muchos baches pero las playas son chulísimas, resguardadas por el viento. Son unas cuantas calas distintas y la papagayo tiene arriba unos bares estilo chill out que están super bien ambientados.

De vuelta ya a Puerto del Carmen descubrimos que la zona del puerto también es muy animada. Nos arreglamos y bajamos a celebrar el cumple de mi hermana a un sitio muy tuti. Queso fresco de Lanzarote empanado con salsa de arándanos, parrillada de verduras y parrillada de pescado, una copa de helado y una ensalada de frutas regado por vino rosado autóctono (Vulcano de Lanzarote). No sé lo que cuesta porque paga ella, que es su cumpleaños). Nos invitan a mojitos en el bar de abajo, que resulta ser una especie de pub.terraza con música muy actual, camas balinesas, etc.

(...)