24 julio 2008

243. ¡No estamos contentos contigo...

... estamos contentisimos!!!

Esto me ha dicho mi jefe esta mañana cuando me ha llamado a su despacho para anunciarme que me van a renovar el contrato tras los seis meses de prueba y que me van a hacer indefinida.

Esa frase, tan sencilla, tan clara y tan directa compensa el esfuerzo, las interminables horas de trabajo, el cansancio, las renuncias a la familia y a los amigos... esas palabras refuerzan mi autoestima y me hacen crecer un poco más. No todos los días valoran tu trabajo, te tratan como a una profesional ni confían en ti de esta manera. Aquí siento que se me respeta, que se me tiene en cuenta y que lo que yo opino también es importante.

Sentirme plena profesionalmente y haciendo lo que más me ha gustado siempre, a pesar de todos los peros, es algo que aunque suene muy manido no puede decir todo el mundo y es algo que te hace sentirte completa. Sí, me siento satisfecha de mi trabajo. Al menos, intento hacerlo cada día lo mejor que sè, con muchos éxitos y más fracasos pero lo importante es seguir creciendo. Parezco un manual pero con mis inseguridades, estas palabras me refuerzan y hacen que cada día me deje pisar un poco menos. Y en estos momentos, hay veces que me pregunto: ¿vivo para trabajar o realmente mi trabajo es una forma de vida y ese dicho pierde todo su sentido? Soy como una veleta y mi respuesta cambia según sopla el viento.

Por desgracia, no todos mis compañeros pueden decir lo mismo... es una lástima, hacíamos un grupo excelente. Yo creo que si no fuera por el buen ambiente y las risas que inundan la redacción continuamente, más de uno hubiera tirado la toalla hace ya tiempo. Pero, ¿quién sabe? Si hay algo que quizás dentro de unos meses pueda acarrear problemas, es mejor cortar la planta de raíz y cuando aún no resulta del todo traumático. Está claro que las escisiones tienen que aparecer y las broncas no tardaran en llegar pero de momento seguimos flotando en una nube... y que dure.

Sea como sea, lo que más me gusta es que me digan que da gusto verme siempre por la redacción con la sonrisa en la boca.

PD. Conclusión: Me vais a tener que seguir viendo por la tierruca durante muuuucho, muuuucho tiempo y ahora no pienso bajar la guardia ni relajarme pero ya puedo empezar a plantearme algunas cosas como, por ejemplo, ¿de qué color repinto las paredes de mi casa?

13 julio 2008

242. Por la parte del Asón

Hoy he tenido un día redondo, no voy a hablar siempre de desgracias no?

Hoy he pasado todo el día con mi hermana y he estado tan a gusto que incluso se me ha olvidado que me dolía la muela.

Hemos hecho un tour por Cantabria que ni Indurain en sus mejores momentos: Laredo, Ampuero, Ramales de la Victoria, los Collados del Asón (he visto donde nace el río Asón y como describirlo... impresionante) qué bonita es mi tierruca, leches. Y para concluir de terracita en Liérganes, que estaba petado de gente.

Vamos, que he aprovechado al máximo este día libre con el que no contaba pero teniendo en cuenta que es probable que no descanse en los próximos 15 días... no viene nada mal.

Pero ahora, estoy derrotada, muerta... sentada, tumbada en el sofa viendo Volver y disfrutando del salón, que lo tengo muy desaprovechado.

Por cierto, ayer también fue un día guay. Fuimos de sanas, yo por primera vez en mucho tiempo, (malditos antibioticos). Solo deciros que ya no recordaba como se conducia de noche cuando salías de fiesta.

Fuimos hasta a las fiestas de Igollo... a ver a Estereotypo... qué fuerrrrte!!! Y luego a Santander donde se nos unieron dos de mis compis del curro.

Me gustó el fin de semana... si, señor!

08 julio 2008

241. El perro de San Roque

Esta semana he estado un poco chunga en el trabajo y no me gusta. De una maldita vez tengo que aprender a dejar en casa mis problemas y lucir sonrisa perenne, ésa que, además, siempre me ha caracterizado. Pero esta semana, ya pasada afortunadamente, ha sido imposible. Tenía una mezcla de tristeza, melancolía, nostalgia y querencia arremolinada en mi espiritu, o donde quiera que esté el refugio de los sentimientos, que era incapaz de comportarme de forma alegre y optimista.

Y no me gusta. Y lo peor es que tampoco puede achacarse a nada en concreto, sino a un cúmulo de circunstancias, a un remix de factores que han ido empeorando la semana a medida que iba pasando, o quizás donde iba empeorando era en mi cabeza. Iba a escribir por primera vez pero aunque quedaría muy bien literariamente decir que este era mi estreno la verdad es que no, esta semana he vuelto a echar de menos la caricia de mi padre, el beso de mi madre y el poder estar ahí, en este momento en que se encuentra tan derrotada. Supongo que también influya la cercanía de las vacaciones. Me siento egoista, de todos modos, porque al rato se me pasa y pienso en lo bien que estoy sola... pero sí hay momentos en los que los necesito.

Para colmo, la semana finalizó con un dolor de muelas, al final resultó ser una infección, insufrible. No se lo deseo ni a mi mejor enemigo. Y claro, llegar a casa y no tener a nadie a quien quejarme, no tener a nadie que me mime, que me cuide, que me haga el puré o la sopa... hace más fuerte si cabe mi soledad. Opciones: quejarme en el trabajo. Y me han hecho caso, no todo el que yo hubiera querido pero si algo, sin embargo, yo queria más, mucho más...

Uno de mis compañeros llegó a decirme que estaba "totalmente hermética" y no pude más que imaginarme un tupperware de tapa hermética... y comprendí lo que quiso decir porque se me notaba derrotada, triste, pero por mas que lo intentaban yo no decía ni pamplona, simplemente seguia trabajando pero, jo, no les conozco, llevamos solo seis meses trabajando juntos, como les voy a contar mis paranoyas. Seguro que alguno de ellos tienen problemas más importantes en sus vidas y sin embargo, saben dejarlos en la cama o en la puerta de su casa cada mañana. Yo todavía no he aprendido. Y encima hay veces que me parece que soy como el perro de san roque: que ni come ni deja comer.

Definitivamente, necesito con urgencia vacaciones. Ya queda menos, ya queda menos, ya queda menos...