08 julio 2008

241. El perro de San Roque

Esta semana he estado un poco chunga en el trabajo y no me gusta. De una maldita vez tengo que aprender a dejar en casa mis problemas y lucir sonrisa perenne, ésa que, además, siempre me ha caracterizado. Pero esta semana, ya pasada afortunadamente, ha sido imposible. Tenía una mezcla de tristeza, melancolía, nostalgia y querencia arremolinada en mi espiritu, o donde quiera que esté el refugio de los sentimientos, que era incapaz de comportarme de forma alegre y optimista.

Y no me gusta. Y lo peor es que tampoco puede achacarse a nada en concreto, sino a un cúmulo de circunstancias, a un remix de factores que han ido empeorando la semana a medida que iba pasando, o quizás donde iba empeorando era en mi cabeza. Iba a escribir por primera vez pero aunque quedaría muy bien literariamente decir que este era mi estreno la verdad es que no, esta semana he vuelto a echar de menos la caricia de mi padre, el beso de mi madre y el poder estar ahí, en este momento en que se encuentra tan derrotada. Supongo que también influya la cercanía de las vacaciones. Me siento egoista, de todos modos, porque al rato se me pasa y pienso en lo bien que estoy sola... pero sí hay momentos en los que los necesito.

Para colmo, la semana finalizó con un dolor de muelas, al final resultó ser una infección, insufrible. No se lo deseo ni a mi mejor enemigo. Y claro, llegar a casa y no tener a nadie a quien quejarme, no tener a nadie que me mime, que me cuide, que me haga el puré o la sopa... hace más fuerte si cabe mi soledad. Opciones: quejarme en el trabajo. Y me han hecho caso, no todo el que yo hubiera querido pero si algo, sin embargo, yo queria más, mucho más...

Uno de mis compañeros llegó a decirme que estaba "totalmente hermética" y no pude más que imaginarme un tupperware de tapa hermética... y comprendí lo que quiso decir porque se me notaba derrotada, triste, pero por mas que lo intentaban yo no decía ni pamplona, simplemente seguia trabajando pero, jo, no les conozco, llevamos solo seis meses trabajando juntos, como les voy a contar mis paranoyas. Seguro que alguno de ellos tienen problemas más importantes en sus vidas y sin embargo, saben dejarlos en la cama o en la puerta de su casa cada mañana. Yo todavía no he aprendido. Y encima hay veces que me parece que soy como el perro de san roque: que ni come ni deja comer.

Definitivamente, necesito con urgencia vacaciones. Ya queda menos, ya queda menos, ya queda menos...

5 comentarios:

JP:-) dijo...

nadie te dijo que fuese a ser fácil el cambio o, mejor dicho, los cambios con tu traslado a Cantabria. Quizá seas menos independiente de lo que piensas... rasgo indispensable para vivir solo.

Saludos y muchos ánimos.

Javi

Anónimo dijo...

tranquila, eso nos ha pasado a todos alguna vez. Estás orgulloso y deseas ser independiente, no lo cambiarías por nada, pero a la vez hay momentos que lo unico que quieres es que te abrace tu madre... sin motivo, porque sí, porque lo necesitas o porque te apetece sin más.
Habrá muchos momentos como ese... se te pasará y cualquier día volverá!! siempren vuelven las morriñas y los momentos más bajos, pero al igual que los mejores, las sensaciones de libertad, los deseos de soledad... forma parte de tu nueva vida!
Bstes, y tranquila, eres normal!! jajaja, te lo dice alguien que lleva fuera de casa 10 años!
Suki

JP:-) dijo...

bueno... lo que dice maru también :-)

JP:-) dijo...

bueno... lo que dice maru también :-)

Anónimo dijo...

Hl chula tranquila seguro q pasara todo, ademas ya mismo esta aquy un bst enorme de una minera