30 mayo 2007

168. Sueños soleados

Ya estoy más relajada, de eso no hay duda. El problema es que quizás me haya relajado demasiado. De todos modos, sigo cansada (en 19 días voy a descansar uno) creo que puede comprenderse y hoy he llegado a casa tempranito y me he rendido al sofa y al andaluz sesteo.

Y para que os hagais una idea de las ganas que tengo de vacaciones, he soñado y todo. ¿El qué? Pues que estaba con María, Ines, Ruth y Javi en la terraza de algún bar, eso es lo de menos, bajo un esplendoroso sol y bebiendo un cervezón acompañado de una de rabas (chocos). Y tenía que ser en Santander porque recuerdo que pedimos rabas. Dios, qué buena vida y que triste despertarte y encontrarme de frente a Jorge Javier Vázquez...

Madre mía, todavía puedo relamerme de gusto. Tengo pegado al paladar el saborcillo que te deja las rabas, con su sal y la amarguez de la cerveza... ummmhhh. ¡¡¡Camarero, una de rabas!!!

18 mayo 2007

167. Los mismos perros con distintos collares

No, no voy a contaros mi última aventura perruna. De momento, no me han vuelto a seguir perros por la calle.

Hoy estoy harta de falsas promesas, de peleas por salir en la foto, de falsedades, de propaganda, de puñaladas traperas de unos y otros, de miramientos de ombligo, de que solo sepan restregar por el morro los fallos del contrario, de que no aporten ideas nuevas, de que sean incapaces de diseñar un programa electoral real, de que no se ajusten a las necesidades sociales que tenemos, de que planteen proyectos imposibles, de que su única preocupación sea sentarse en el sillón presidencial de turno... En definitiva, hoy estoy harta de políticos y de Política.

Por Dios, que llegue de una vez por todas el 27-M.

Ya lo decía un gran sabio, "estamos hablando de los mismos perros con distintos collares".

¿Una visión conformista? Tal vez, pero es lo que me han enseñado a hacer aquellos que dejaron que desaparecían mis ideales, si es que alguna vez los tuve. Además, para eso esto es el 'Diario de...'

Mismos perros con distintos collares, recordarlo

14 mayo 2007

166. Santa Gema

Hoy dicen que es mi santo pero yo me pregunto: ¿Por qué hoy y no mañana o el 14 de enero? ¿Quién decide esto? Supongo que tenga que ver con la Iglesia pero ¿alguien me lo explica?

De todas formas, tampoco es una fecha que me guste especialmente. Antes, sí. Mi abuela solía llevarme a la iglesia de Santa Gema en Santander, por la calle Castilla, a ver a la Virgen. Ella iba todos los días 14, daba igual el mes, era una cita obligada y me traía siempre los planfletos que la daban. Ella fue, indirectamente, quien propició que este fuera mi nombre y no otro. Afortunadamente, por cierto!! aunque mi hermana se empeñara en ponerle la guinda al pastel y que mi nombre pueda asemejarse al de una telenovela venezolana.

Antes, también celebraba esta fecha en Santander. Como mi cumple cae en agosto y siempre estaba en el pueblo de vacaciones, aprovechaba el santo para celebrarlo con mi gente de Astillero. Ahora, es un día más, otro más que va pasando y que espero que sigan corriendo porque ya estoy cansada, necesito unos días de descanso, de desconexión total de todo, de nuevos aires. Definitivamente, hoy no tengo ganas de escribir

03 mayo 2007

165. A donde vas? A LA PEEEÑA. De donde vienes? De la peña

Lo bueno dura poco y... menos mal porque una se estará volviendo mayor, que no vieja, pero he acabado reventada de mi ancestral a la par que maravillosa romería.

Tendría tanto que contar que no sabría por donde empezar pero me quedaré con una de las múltiples anécdotas que han acontecido en estos días.

Resulta que el lunes por la noche estaba yo con Barbara e Isa en las cadenas de la calle Serpa. Serían las 3 o las 4 de la madrugada. De pronto, vemos a un tio en un caballo que sube la cuesta con una chiquilla de unos tres o cuatro años en la grupa, medio dormida y el padre o quien fuera agarrándole para que no se cayera.

La Isa comenzó a lanzar improperios contra el hombre porque no era normal que estuviera la chiquilla así, a punto de caerse medio dormida porque el padre se estaba diviertiendo. Cosa logica la reprimenda por otra parte. Después de poner al hombre de vuelta y media, dicho finamente, vemos que vuelve a bajar la cuesta de la calle Serpa con otro hombre, éste con una chiquilla, perfectamente ataviada de flamenca, montada delante suya pero también chiquituca, de corta edad que dicen.

Cuando llega a nuestra altura no podemos más que lanzar una tremenda carcajada porque lo que nosotros pensábamos que eran niñas, en realidad no eran más que dos muñecas chochonas super grandes con sus trajes de flamenca colocados. Los tipos aquellos supieron ponerle la nota de color a una aburrida calle Serpa donde no se ven más que caballos parados en las puertas de los bares y jinetes copa en mano sin moverse. Se quedaron con la gente, vaya...