23 julio 2010

399. Nuevos logros profesionales

Siempre es reconfortante que tus superiores te reconozcan el trabajo, que valoren tu forma de hacer las cosas y especialmente que piensen en mi para tareas de responsabilidad.

Hay veces que incluso esa palmadita en el hombro te da fuerzas para seguir con ilusiones que yo ya creía perdidas.

Hoy ha sido uno de esos días.

Llamada al despacho supremo, semblante serio y esa angustia que entra cuando sientes que cierra la puerta tras de sí. ¿En qué la habré cagado? Ha sido mi primer pensamiento. Realmente llevo unos días, unas semanas o incluso unos meses, salvo contadas excepciones, que cuanto menos hago menos quiero hacer y que lo que hago se escribe de forma autómata, sin pensar mucho más, sin esforzarme. Sin embargo, las rentas, mis rentas, parecen gustar a mis superiores.

Supongo que todo parte de ese sentimiento de inferioridad que suele acompañarme y que mi ego no puede superar aunque realmente tendría decenas de razones para creerme mi valía profesional, en este oficio que nace de una pasión, de una vocación de servicio también, aunque muchas veces se nos olvide. De un acontecer diario donde lo de ayer ya no importa porque lo fundamental es lo que está ocurriendo hoy, en este mismo momento.

El caso es que, lejos de bronca, la reunión, de más de media hora, ha sido gratificante. Mi jefe me ha dado nuevas tareas de responsabilidad, de mucha responsabilidad, compartidas con otro compañero en fracciones divididas por semanas.

Yo suelo ser positiva por naturaleza, además de una mandada que lleva grabado a fuego ese dicho de que 'donde manda patron no manda marinero', y en vez de buscarle los tres pies al gato, y también recomendada por mi compañero en el fragor de la batalla, he decidido aceptar el cambio pensando en que detrás de mi hay muchos compañeros que no gozan de ese beneplácito del jefe, de esa confianza profesional que, en cambio, tanto él como su subteniente, si han depositado en J., mi ying yang profesional, y en la que esto escribe.

No lo puedo negar, me siento orgullosa de mi misma. Lo que para mi resultan defectos parece ser que otros lo consideran virtudes. Ese carácter templado, esa serenidad inalterable parecen dar sus frutos. Si ya lo dice quien no sabe gritar, que con chillidos no se arregla nada.

Eso es una de las partes gratificantes. La otra, una moderada subida de sueldo, siempre es escaso hay que decir, que en parte compensa esta nueva incursión profesional que a este ritmo acabará llevándome alto, muy alto. Van a cambiar algunas cosas en mi vida ahora, especialmente los horarios de una semana si y otra no pero lo que si que es cierto es que, al menos, mi jefe, ee gran F. ha conseguido que vuelva a ilusionarme con lo que hago.

Por lo pronto, hoy apenas he tenido el messenger abierto, buena señal no cabe duda, y un buen síntoma de desintoxicación que espero que siga reconduciendo mi vida por el buen camino.

De momento, y a expensas de empezar a desempeñar mi nuevo cometido, hoy me siento plena, me siento realizada y lo mejor es que mis padres,y muy especialmente mi madre, también lo está. Aunque su mirada se pierda, he vislumbrado ese gesto de satisfacción en su cara, ese ademan de quien se siente orgullosa del camino que va tomando la vida de su pequeña y, eso, sólo esa cara de orgullo, ha sido como encontrar un oasis en medio del desierto.

14 julio 2010

398. De médicos

No sé si es porque me acerco irremediablemente a la treintena, que para que mi hermana no me acabe volviendo loca siempre termino por hacerla caso o porque realmente noto que algo falla en mi cuerpo... el caso es que en las últimas semanas he ido más veces al médico que en los últimos años lo peor es que nunca se acaba.

A la cita del próximo noviembre, la más incómoda de todas, hay que sumarle como tres o cuatro más. Hoy he ido por última vez y ha sido un respiro, me veía tomando antibióticos durante una semana y no estoy segura pero creo que sólo me han medicado así dos veces en mis casi treinta años y no es plan, me podría dar los mil males juntos, otra señal inequívoca del cambio de década.

Total que sólo se me ocurre a mí llevarle los resultados del reconocimiento médico y para cerciorarse de que todo va bien nuevas pruebas, lo que se traduce en dos nuevas citas a primeras horas de la mañana, encima a madrugar.

Y un nuevo descubrimiento, tengo baja la tensión. ¿Pero eso como va a ser? Si puedo tomarme al día un minimo de 4 cafés!!! Y encima me dice que no ayune ni deje pasar mucho tiempo sin comer y mira, vale que según las estadísticas ni siquiera tenga sobrepeso, pero de pasar hambre como que tampoco estoy ni muchisisisisimo menos.

Y sí, definitivamente, tengo que volver al fisio, la espalda no me la dejó bien la ultima vez, creo que voy a cambiar, por probar otros nuevos, sin contar la revisión dentista, etc, etc, si al final iba a estar mejor antes.

Y encima tampoco me puedo quejar para que mi madre me dé mimines, qué bastante tiene ella con lo suyo!. Por cierto, mañana hacen 43 años de casado. Se dice pronto!

13 julio 2010

397. Mi barrio

Hoy voy a hablar de mi barrio pero no del barrio donde resido sino el laboral donde después de casi dos años y medio me siento como en mi propia casa.

La ruta comienza por el estanco y aunque pudiera hablar de cada uno de mis vecinos por su nombre propio voy a evitarlo por esas cosas de la privacidad. Al señor del estanco no hace falta ni pedirle, él sabe a la perfección lo que necesitas y es el que alimenta semana tras semana la ilusión de que el euromillón llame a tu puerta. Te da conversaciones de lo más variada pero entre sus preferidas está el cine y las vacaciones. Con nosotros su negocio se ha ampliado y más que un estanco se ha convertido en un kiosco con más de una golosina. Todos hemos caído en sus redes y estoy convencida de que él ha visto aumentado su negocio. Es un tio majo,de esos que sabe de nuestras recaídas y nuestros nuevos intentos y para paliar la parte negativa de su negocio nos regala bolsones de caramelos con palito (no seré yo quien haga publicidad) para que nos entretengamo.

Un poco más adelante y saltándonos algún negocio está la peluqueria femenina por excelencia, con una dueñajoven y una madre verdulera, de esas que dan fama a la zona en donde están ubicados. En este punto hemos oidode todo: peleas amorosas, broncas con clientas, satisfacciones y moldeados que se pasan de modernos. A continuación está el garage, menos conocido por mi, pero que tambien goza de halagos por parte de algunos de mis compañeros.

El margen derecho de la calle acaba con nuestra cafeteria particular, aunque debo decir que la conocimos tiempo después de estar en esa gran calle. Es un lujo entrar en una cafetería y que te digan: "buenos días, gema, lo de siempre? Y tu asientes, o simplemente entres y te sientes y ya vengan directamente con un mediano con sacarina y leche desnatada. Las camareras son todo mujeres y ya sesaben parte de nuestra vida. Pero los detalles son constantes, siempre acompañan los cafés con pastas, pinchos de tortilla o albóndigas. Si, no es una buena mezcla pero para los que vamos con hambre ya se sabe, a falta de pan buenas son tortas.

Crucemos la calle y vaýamos al kiosco. Aquí se sitúa un matrimonio muy majo y eso que tampoco es uno de los espacio más frecuentados. Pero da gusto cuando te atienden bien. Luego está un bar sesentero, de esos a los que sólo se va en caso de absoluta necesidad, es decir, cuando el resto está cerrado pero es el que nos ha hecho conocer a la 'fauna' del barrio, a todos los que se juntan aqui para jugar su partida al dominó.

Luego está mi preferido, especialmente en losúltimos meses, que ya he hecho migas con su dueño. Se trata de una barbería de las de antes, de esas que aún conservan un cartel con su nombre y un letrero que dice:"se quita caspa". Un ñaje bueno el señorin. A punto de jubilarse, ya no piensa en otra cosa que en eso y como se aburre está a la espera de una víctima a la que darle conversación. No importa de qué: lo mismo te habla de economía, que de fútbol, que de benidorm, que del tiempo. Le he cogido cariño.

Aunque hay más, esos son los negocios más destacados del barrio. Hombre, si cruzas la esquina está el bar con las mejores tortillas de santander y al que recurrimos cuando nuestras chicas cierran. El bar está muy bien, todo hay que decirlo, simplemente es una cuestión de principios, economía de guerra diría yo, el café es más caro, y que las otras no ponen los pinchos gratis.

Despues de los negocios están los vecinos. Tantos y tan variados. Desde el cuarentón atractivo hipermegasimpático que siempre para al menos dos minutos y consigue contagiarte su buen humor; el poeta loco que logró que el alcalde viniera a recoger al barrio el poema q le habia dedicado; el yonki que viene en busca de colillas; el personal training que encima es el monitor d mi gimnasio; el matrimonio que ves como aumenta su familia; los preadolescentes enamorados; el borrachín y la abuela que se sienta en el banco y te comenta cómo ha cambiado la vida.

Seguro que se me olvida alguno, viejos conocidos ya pero así es mi barrio... y mola.