29 junio 2009

313. A la mierda con todo desde la más profunda rabia

Hoy es uno de esos días en los que odio mi trabajo, este estilo de vida que no está pegado a un horario, que no tiene una máquina donde meter una tarjetita que registre la hora a la que entras y a la que sales, un curro donde fichar es un tópico incontrolable que te impide cualquier tipo de plan más allá del que te impone un cierre que, en caso necesario, puede aplazarse o prolongarse por tiempo definido, eso sí, pero donde esa definición temporal puede alargarse por cuestiones ajenas a ti que por mucho que pesen algunos días, los menos, siempre vienen en el momento más inoportuno, más inapropiado, más irreverente.

Joder, joder y joder. Hoy odio mi trabajo, con todas mis fuerzas. Mandaría ahora mismo todo a tomar por saco. Me conformaría con estar metiendo, y con todos mis respetos a quienes se dedican a esto, tomates en una caja: un tomate, dos tomates, tres tomates, este tomate no que está pasado, caja lista, otra caja: un tomate, dos tomates, tres tomates... De 8 a 3 ó de 3 a 10, ¡qué mas da! Sin nada que pensar, sin ninguna responsabilidad más allá de la de meter un tomate pocho en una caja. Uy, suena la sirena, hala para casa. ¿Qué hora es? Las 15.00 en punto o las 22.00 en punto. Hasta mañana.

Qué malo es cuando encima eso que viene de repente, por casualidad, de improviso no depende de ti, depende de otras personas que irremediablemente tienen que permanecer por tiempo más ilimitado que el tuyo ejerciendo su trabajo y a los que tu vida, en realidad, les importa un carajo. Podría decir que lo mismo que a mi las suyas pero no sé, sería demasiado egoista por mi parte, prefiero decir que no siempre me importan una mierda, o que depende de la de quien se trate.

Pufffff, tengo que aprender a controlar estas situaciones. Es mi asignatura pendiente. pero ¿qué hacer en estos casos? Cuando ese nervio interno que jamás sale a relucir de forma externa, en mi caso se podrían contar con las manos las veces que se me nota nerviosa, aparece, poco o nada puedo hacer por dominarlo. Si hablo estallo y muchas veces el silencio es el mejor de los aliados y si no hablo y por casualidad me muerdo la lengua podría envenenarme.

De todas formas, tampoco hace falta, la cara es el espejo del alma. Hoy lo mandaría todo a tomar vientos, de verdad, y lo peor es que ni siquiera estoy enfadada con una persona en concreto, aunque podía pagarlo con unas cuantas, sino que es un mosqueo interior por comerme siempre unos marrones que la mayoría, que no todos, suelen evitar. Y por hacerlo precisamente el día en que sabes que es lo peor que puedes hacer en tu vida. Cuando ves a todos desfilar hacia la salida tu sigues ahí, esperando, como una gilipollas. ¡Idiota! Eso es lo que soy.

A la mierda con todo!!!!


PD. Este post no admite comentarios de ningún tipo. Es una paranoya mental de su autora por un mosqueo del quince que se ha pillado consigo misma y del que probablemente mañana ni se acuerde pero tenía que desahogarme y es la parte negativa de vivir sola, que no lo puedo descargar mi ira con nadie en el acto. He dicho. Gracias

24 junio 2009

312. Una sonrisa

Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho.
Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece.
Dura solo un instante y su recuerdo, a veces,
perdura por toda una vida.
No hay nadie tan rico que no la necesite,
ni nadie tan pobre que no la pueda dar.
Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los
negocios y es contraseña entre los amigos.
Es descanso para el cansado, luz para el desolado,
sol para el triste y antídoto para los problemas.
No se puede comprar ni pedir prestada,
tomarla o robarla, sirve sólo como regalo.
Y nadie necesita tanto de una sonrisa
como quien se olvidó de sonreir.
Sonríe siempre porque la sonrisa es el mejor regalo
que podemos recibir y a lo mejor que podemos dar.
Si con las prisas me olvido de darte una sonrisa,
discúlpame: ¿Tendrías la bondad de
darme una de las tuyas?
Porque una sonrisa es la mejor cédula de identidad
que tenemos para caminar por la vida.

23 junio 2009

311. Lunes maldito

Con lo bien que estuve ayer y hoy, sin explicación científica posible, ha sido un mal día, un día horrible más bien y eso que a priori nada ni nadie hubiera podido perjudicarme.

La mañana ha estado bien, bastante bien pero por la tarde, sin saber muy bien por qué, me ha entrado un agobio tremendo que realmente no ha venido a cuento. El día lo tenía movido pero dentro de la normalidad estresante a la que me someto todos los días y, sin embargo, hoy, sin ton ni son, he vuelto a sentir cómo se me oprimía el pecho, algo que no me pasaba desde hace mucho mucho tiempo.

Y lo curioso es que ha sido todo un proceso interior. El agobio ha hecho que me ponga de mala leche, que la cara se me ponga de acelga y que conteste mal y borde a todo o casi todo bicho viviente. Ante tal plan, he decidido meterme en mi mundo interior y moderme la lengua para envenenarme yo sola y es entonces cuando la cosa ha empezado a funcionar.

Ahora, pensándolo, he llegado a la conclusión que el agobio viene motivado no por el día a día sino por el pensar en mi trabajo a medio plazo, por hacer previsiones de entrevistas, reportajes... que tener algo atadas para esos días en los que no hay nada que publicar.

Estoy cansada pero lejos de un cansancio físico, se trata de un cansancio mental... de esos que deseas salir de currar e ir a darte un paseo, a tomarte una cerveza o a echarte unas risas con los colegas. Pero no, otra obligada obligación me lo impide. Se trata de ese trabajillo extra que conseguí hace unos días y que aún anda por ahí rondando a medio hacer y la cuestión es que ahora, cuando por la noche llego a casa, lo que menos me apetece es ponerme a pensar en hacer algo bonito, delicado, elegante y cercano. No puedo pensar más en curro.

Mañana será otro día... un día mágico según las leyendas.

21 junio 2009

310. Crónica de un domingo estival aprovechado

Hoy ha sido un gran día y para ello sólo me ha faltado un bocata de tortilla, un botellín de agua y una agradable compañía... lo demás ha ido rodado.

Domingo, primer día del verano y curro. Sí, la combinación no podía ser más letal. Sin embargo, hoy he exprimido mis circunstancias al máximo, he sabido sacarle jugo a la vida y ahora me doy cuenta que no he sido plenamente consciente de ello. ¡Qué rabia no darme cuenta hasta ahora que hoy he sido afortunada!.

El día empezó con pocas horas de sueño, no por juergas sino más bien por desvaríos. Abrir las persianas y ver el sol es como el marinero que lleva meses sin ver tierra firme. Viaje en tren a Santander enfrascada en una lectura que realmente me tiene enganchada como hacía tiempo que no conseguía nadie. Llegada a la guarida que sin embargo hoy tenia un toque cercano, distinto. Café mañanero que despierta mis sentidos y me hace avanzar, avanzar y avanzar más de lo que yo habría imaginado. Sueños vacacionales que a estas alturas ya adquieren nombres propios.

Mediodía playero y en compañía. Paseo en un coche extraño que por momentos me hace sentir libre, especialmente cuando mi brazo corta el viento. ¡Qué sensación más agradable! Conversaciones intrascendentes que siento me hacen empequeñecer, que consiguen auparme en mi adorada mediocridad. Presiento aburrir pero aún asi la naturalidad fluye. Las cosas superfluas también tienen cabida cuando vienen envueltas en cariño. Es raro pero me encuentro a gusto. Una cuerda invisible hace que así me sienta protegida. ¡Ojalá pudiera decirlo siempre!

Bocata de tortilla, vuelta con charla boca arriba, vuelta con libro boca abajo. El paraíso tiene los segundos contados y, sin embargo, la conexión con la realidad no ha resultado amargante. Al contrario. Tarde centrada como hacía tiempo que no encontraba. Más trabajo del que debiera pero al menos escribo a gusto. Como colofón, un texto de esos que dejan un buen sabor de boca.

Un día de esos insignificantes que sin embargo pueden marcar tu destino cuando las nubes oculten la felicidad. Un día para el recuerdo que concluye de nuevo sin buenas nuevas, ni siquiera malas, que termina como empezó y que empezó como terminará. Ya hace meses y yo no puedo dejar de preguntarme ¿así hasta cuándo?

18 junio 2009

309. Sustos, conversaciones y moviles

Llamo a mis padres prácticamente todos los días. A eso de las 15.00 horas, cuando estoy comiendo o antes de comer. He descubierto que si no quiero que la charla se prolongue demasiado basta con decir que aún no he comido o que quiero echar la siesta.

Ellos se quedan más tranquilos... y yo también.

Bien, pues parece que aunque les llame todos los días no me cuentan todas las cosas. Normalmente hablo con mi madre, no por nada, sino porque el teléfono está al lado del sofá donde ella se sienta, bueno y porque mi padre o se queda callado -lo normal- o habla por los codos -menos frecuente pero de vez en cuando también ocurre-.

Hoy la conversación ha durado un poco más de lo normal. Había bastantes cosas intrascendentes que comentar (que si van a arreglar la carretera que une la puebla con mi queridisima aldea, que si las clases de Karen son un cachondeo y el centro donde va más, que si voy a comer esto, qué menudo calor hace en Huelva, que en Santander sigue nublado, que el trabajo no está resultando tan agotador sin mi compi, que mira lo que le ha pasado al suegro de mi compañero, que a ver si disfrutas más de la vida...) vamos, lo típico hasta que hemos llegado al tema movil.

Me voy a cambiar de compañía, no es normal que dentro de la redacción no tenga cobertura y ya estoy harta. Total, que mi padre es de mi misma compañía y llamarnos entre nosotros nos vale ná y menos. Como es como un niño pequeño (y cada vez más) puesa él, que es de tarjeta, támbién se le ha antojado cambiar de movil y de compañía.

Ayer me tocó el día de explicarle qué es la portabilidad y donde tenía que ir... menudo follón y hoy, claro, ya había ido, es lo que tiene la jubilación... Total que una cosa nos ha llevado a la otra y al final le he dicho. "déjalo, no te corre prisa, ya te lo miro cuando vaya o cuando vosotros vengais en septiembre". Y ahí ha llegado el susto, la amenaza (exagerando, eh? que muchas veces parece que no quiero verles) cuando así, sin ton ni son me dice: "Si, pero como ya no podemos ir..." ¿Cómo que ya no podéis venir? ¿No venis en septiembre? Y me dice. "No, estábamos pensando ir ahora un mes, hasta mediados de julio que tu madre tiene otra vez cita aquí con el médico".

Me he tenido que sentar, ¿íbais a venir y no me decís nada? No, hombre, es que mamá está pasando mucho calor y quería quitarse de aqui un mes pero con la obra del baño no vamos a poder, pero no sabemos...

¿Pero no queréis ver ese momento único, irrepetible, especial, maravilloso y todos los adjetivos que se me han ocurrido que es la coronación de la virgen? Tu madre dice que la da igual, que no quiere pasar calor. Pues dale ya al botón del aire acondicionado, le he dicho yo. "Uy, pues si yo estuviera ahí no me lo perdería, tiene que ser taaaannn bonito!!!!

Ufff, me han entrado unos calores. Vuelvo a repetir que estoy exagerando, que tengo muchísimas ganas de verles, de que me mimen, de que me arropen, de que me hagan la comida, de tener la casa siempre limpia, de que se coman los marrones varios de bancos, facturas y demás familia, de tener alguien con quien hablar cuando vuelvo del curro... pero así, de sopetón, pues como que no, que estoy hay que digerirlo para luego hacerte a la idea.

Padres... ni contigo ni sin ti!!! Como sigan con la idea les digo que mi hermana y mi cuñado quieren ir en julio con karen y dani y darles una sorpresa. Vamos... que vengan en septiembre, que ya me he hecho yo el cuerpo!!!

17 junio 2009

308. Sueños

Últimamente sueño mucho, mejor dicho, me acuerdo de lo que sueño y cada vez más guardan relación con cosas que pasan en mi vida diaria, pero con un matiz totalmente surrealista.

El sábado pasado fue la barbacoa, con todo lo que esta traía consigo, pues date, ayer ya me ví envuelta en un sueño futuro de lo que está por venir.

Fue un buen sueño, para qué lo voy a negar pero, jo, me estoy empezando a preocupar, casi es mejor que no me acuerde de lo que sueño porque luego no hago más que darle vueltas a a cabeza intentando buscarle un significado. ¿Me compraré la interpretación de los sueños de Freud? No, mejor espero a la futura psicóloga y que me analice ella, jeje.

Me da miedo dormirme, a ver que me toca hoy. Creo que es culpa del estrés, bueno más que estrés es agobio de tantas cosas que hacer y tan poco tiempo y ganas de hacerlas.

14 junio 2009

307. Barbacoa a ciegas (Ensayo de caravana de mujeres)

La patrulla grulla se ha propuesto ampliar horizontes, con mil dudas, claro, pero qué mejor que una liadita para poner en marcha nuestra capacidad de socializarnos son posibilidad, además, de marcha atrás.

La idea viene ya tiempo maquinándose, aunque nació de la casualidad, de la coincidencia o de una simple conversación intrascendente. La cuestión es que una amiga, Ali, nos propuso hacer una cena en su casa con un grupo de amigos de ella.

Ese era el plan. El siguiente paso buscar una fecha. Lo conseguimos. Pero después comenzaron a cambiar algunas cosas. Lo que en principio era una cena se transformó en una barbaco en un lugar público para finalmente derivar en una barbacoa en casa de uno de sus amigos en un pueblo de un valle cercano.

Seis chicos y cuatro chicas. Inés y yo conociamos a dos de una noche de fiesta por Santander, bueno yo quizás les conocía algo más; María solo conocía a uno, el tercero que compartió con nosotros prau en Las Gildas.

A mi la idea me pareció bien desde el principio, nunca está de más conocer a gente nueva pero fue ahí cuando comenzó la coña de la 'barbacoa a ciegas' y comenzaron las reservas por parte de las tres. El sí pero no, el no pero si. Al final, afortunadamente, triunfó el atrevimiento, la decisión y el valor y nos liamos la manta a la cabeza.

La cita, el sábado 13 a las 22.00 horas. Paseuco a priori con ines, aprisionada por la verguenza pero consciente de que ya no había marcha atrás. Yo bastante tranquila. Todo asumido. Sólo necesito un par de cañas antes. Viene María, las risitas comienzan a escucharse. Me entra el nervio.

Es la hora. Para allá vamos. A medida que el coche iba avanzando, yo notaba como mi cara se iba encendiendo y como mis manos comenzaban a temblar con un vaiven casi imperceptible pero que consiguió ponerme aún más histérica. Alicia también lo está pasando mal. Llegamos. No puedo evitar que me entre la risa floja.

¿Y ahora qué? ¿Nos presentamos o no? Aún no han llegado todos. Ufff, menuda casa!!!. Respiro de alivio. Hay al menos una chica. "Hola, a ti si que te conozco, ¿cómo estas?" ¡Qué bochorno, por favor! Pero sonríe y contesta. Lo peor ha pasado. Ahora siéntate y que no se te noten los nervios. Afloran las conversaciones, la cosa va mejor de lo que esperábamos. Oye, qué majos son!!! Variedad de repertorios temáticos, cosas en común, risas y conversaciones cada vez menos forzadas. Al menos, no hablamos del tiempo. Un punto a favor. Me siento en una de las esquinas, junto a María. Voy a echarme un poco de sangria, a ver si me quita el nervio interno que siento. Jolin, qué buena está! Algo empalagosa pero bien. Al principio, intento hablar mirando al otro extremo de la mesa, existe retroalimentación. No hables más de la cuenta, no te pases de lista. Tu ahí prudente, callada. Observa y escucha. Vienen los dos que faltaban, a uno ya le conocíamos. Bien, el majillo con el que echarse unas risas y el que siempre resulta ser el más extrovertido de todos. La cosa se anima!!

Hablamos, hablamos sin parar y en los escasos silencios que acechan la comodidad, el 'extrovertido' saca las castañas del fuego con sus 'gracias'. Comenzamos a comer, ¡menudo festin! ¡qué preparación! ¡no falta ni un detalle! ¡ero si hay hasta brazo de gitano de postre! No estamos acostumbrados a tanto dispendio, pienso. Cada vez estamos más a gusto, algunas más que otras, de eso no hay duda. Comienzan los tequilas y aparecen los scouts, cómo no! Más puntos a favor. Cuando miro el reloj por primera vez, ya son la 1.30. Se ha pasado el tiempo volando. El otro extremo está curioso, al menos eso me parece, o quizás soy yo, que también estoy curiosa.

Me encanta el juego, justo es lo que necesito y no tengo. Comienzan a traer botellas y más botellas. Yo me hago fuerte a la sangria y a pequeños tragos. Risas, risas y más risas. Las conversaciones continúan en varios frentes.

Comienza a hacer frío. Igual mejor nos vamos, no? La primera toma de contacto ha sido muy buena, mejor no estropearla.

La despedida es "ahora os toca a vosotras" acompañado de un "ya sabeis que estáis invitadas a San Pantaleón". Bien, parece ser que les hemos caido en gracia. Llegada al coche. Ali dice que nos hemos portado bien y comienza el cotilleo. Opinión generalizada. ¿Cuándo es la próxima?

13 junio 2009

306. Gatos por liebres

Tonta creo que no soy pero me he acostumbrado a parecerlo y aunque tiene sus satisfacciones, también es cierto que muchas veces ves en tu propia cara como te dan gato por liebre y tu tragas, tragas, tragas hasta que llega el momento de explotar y que toda la mierda te salte en la cara.

Ojalá pudiera decir hasta aquí hemos llegado pero yo no soy de sentencias firmes, es lo que tiene ser conformista y veleta, tan veleta que cambio de opinión cada dos minutos, como dice la canción, pero estoy harta, cansada, aburrida y lo que es peor con una sensación que no se la recomiendo a nadie.

Y cuando eres consciente de que hay veces que llegar al final del camino es imposible, infranqueable por las sendas, pues quizas es mejor olvidarte de andar tanto y de hacer tanto esfuerzo si al final el camino tiene una valla enorme que incluso quizás no está ni al final sino que bloquea la vereda en los primeros pasos.

Ya se sabe eso de que el quiera peces que se moje el culo pero lo tengo ya tan empapado... y los salmones no están en el río, cada vez estoy más convencida, es algo parecido a una leyenda urbana.

¿Qué le vamos a hacer? Supongo que rectificar es de sabios y que hay cosas que no puedes consultar ni en Google ni en la wikipedia y lo mejor es fiarte de tu instinto.

11 junio 2009

305. De dragones... y mazmorras

Me estoy acostumbrando a echarme la siesta todos los días, la mayoría más bien. No es mucho tiempo, apenas media hora en la que en realidad es raro que me quede dormida. Sin embargo, ayer me quede dormida, dormidisima, diria yo, y me dio tiempo a soñar.

Fue surrealista. Estábamos alrededor de una veintena de personas en una barbacoa donde se estaban haciendo en las brasas unos chorizos que en realidad eran sardinas con aspecto de chorizo. La gente se lo comía hasta que alguien, que ayer recordaba quien era pero se me ha olvidado, comenzó a echar la pota y a encontrarse super mal. Después vinieron los vómitos y un terrible dolor en las paletillas que hacia que se retorciera por el suelo dando unos alaridos sobrecogedores. Tres personas sin rostro fueron a ver qué le pasaba en la espalda y le quitaron la camiseta y... oh!!! le habían salidp unas grandes alas en la espalda, como las de pegaso, tan grandes que de un aleteo tiró a cierta distancia a quien le habia ayudado.

Después comenzó a volar...

Se notaba que no tenia experiencia en lo de no tener los pies en el suelo pero adquirió la habilidad ràpidamente y cuando quiso hablar con la gente y contarle su experiencia, en vez de palabras le salía fuego, achicharrando a un gran número de quien estaba en la barbacoa de chorizo-pescado.


pipipi-pipipipi-pipipipi... el despertador del móvil llegó a tiempo.

10 junio 2009

304. Vista en elecciones

El domingo no fue tan duro como en un principio pudo parecer. Vale, si, hubo un par de horas de estres y miradas pendientes al reloj para cerrar en hora pero no fue tan mal como podría pensarse. Yo creo que ya empezamos a tener callo.

La cosa es que después de la tempestad viene la calma y para celebrar lo bien que lo habiamos hecho decidimos ir a tomar algo por el centro, un domingo y cuando ya pasaba la medianoche. Un par de cañas, un pincho... malditos horarios de funcionarios (cuando tenga dinero voy a abrir un bar con horario de periodista) y una retirada, por mi parte, a tiempo.

Coger el coche con una cerveza de más no es una buena idea. En mi caso, y a tenor de mi vista, más vale ir con los cinco sentidos puestos en la conducción y más si es de noche. Total, que mis amigos los que arreglan las autovías por la noche tuvieron a bien pintar las rayas del tunel ese domingo por la noche y para eso tenían uno de los carriles cortados y una de esas complicadas señales de desvío provisional que yo, a esas horas y con las lentillas rayadas, lógicamente ví a duras penas. Pero lo ví, que ese es el caso. ASi que, antes de complicarme la vida por el desvío prrovisional, Gema piensa que lo mejor es tirar por encima del tunel y volver a coger la autovía para Astillero pero, oh, sorpresa,esa opción no es viable porque también tienen cortado ese tramo. Opciones: tirar para Maliaño o tirar para el Alto Maliaño. Upss, me he pasado la del Maliaño, pues nada por el Alto Maliaño.

Brummm, brrmmm, brrmmm el ruido del motor de Bartolín resopla mientras enfila las primeras de las cuestas. Yo no sé muy bien como se va por aqui, pienso, pero tan dificil no será. Intento recorda como hago cuando voy desde astillero e intento evitar atascos pero entre mi vista (escasa) y la oscuridad de la noche... todas las calles me parecen iguales. El coche sigue andando y sigue andando y sigue andando y eso parece que no llega a ninguna parte. Chalets, chalets, chalets, más chalet., en algunos aún se vislumbra alguna luz encendida. De pronto, a mi izquierda, se ve Santander. Oh, dios, ¿a qué acabo en el aeropuerto? El tiempo parecía que corría más que mi coche y para mi que pasó más de media hora hasta reconocer algo que al menos me sonaba. el club de parayas o como se llame.

BIen, ya estoy situada. Aun me queda un cacho. POr fin llego a la punta de parayas donde las rayas de señalizacion brillan por su ausencia y cuando me quiero dar cuenta estoy metida en el aparcamiento Marcha atrás, primera y enfilo la carretera.

Tres horas después termina la odisea. ¡Qué camino más interminable! Y hay que ver los puñeteros obreros de la autovía, ¡qué jartita me tienen!

08 junio 2009

303. ¿Logros o necesidad de autoconvencerme?

Me he acostumbrado al halago profesional y ya es una droga que necesito cada cierto tiempo. Nunca he sido soberbia en este sentido, de hecho soy muy humilde y no creo que merezca halagos de ningún tipo, no por nada, sino simplemente porque estoy en ese montón de gente normal y corriente que tiene que trabajar para vivir o que, en muchos casos, vive para trabajar, sin más cualidad que esa.

Siempre digo que a mi me gusta mi trabajo. Si, puedo gritarlo bien alto, pero echo en falta una pizca más de ilusión para abordar entrevistas, reportajes o noticias simples que a otras personas, a otros compañeros, se que les emociona y ponen todo su empeño en que sea siempre la mejor información que han escrito en su vida. Yo no. Yo la mayor parte de las veces intento ser correcta, me limito a plasmar la teoría en la pantalla de un ordenador. Y eso no tiene el mas mínimo mérito.

Hoy sin embargo me han vuelto a halagar de una forma diferente. Me han propuesto realizar un trabajo extra, al margen del periódico, remunerado y todo, algo impensable cuando estaba en Huelva. Y me he sentido satisfecha. He recuperado por una milésima de segundo esa tremenda ilusión que tenía cuando empecé a estudiar lo que siempre quise, algo que no todos pueden decir. Y en mi trabajo de hoy lo he notado pero sé que esta sensación de plenitud se esfumará pronto y me da rabia. Hoy me he propuesto hacer eso que hacen mis compañeros y que ese trabajillo extra se convierta en el mejor texto que he escrito en toda mi vida. ¡Qué así sea!

04 junio 2009

302. Salir de la rutina

Si hace unos años, y no hace tantos, me hubieran dicho que iba a hacer al menos dos viajes 'organizados' cada año no me lo hubiera creído.

Salir de la guarida siempre está bien, hacer viajes de ida y vuelta a una ciudad a 500 kilómetros de la tuya es un privilegio reservado para unos pocos y si encima, todo eso es by the face y forma parte de tu curro la situación podría ser calificada por muchos como idílica.

Yo, no llegaría a tanto. Idílica, lo que se dice idílica no es. Tienes que andar pendiente de un reloj, atenta de ir y venir a donde te digan, sin casi tiempo para respirar y con el lastre de tener que compartir todo lo vivido o experimentado a la vuelta.

Sin embargo, parece que voy haciendo callo. Este año ha sido diferente al año pasado. Me lo he tomado con la tranquilidad de quien ya comienza a avituarse a estos excesos, porque si, ante todo es un exceso y un gasto para mí totalmente innecesario pero ya que estamos, habrá que disfrutarlo, no?

Hoy, a diferencia del año pasado, conocía a casi todos mis compañeros de aventura. A unos más que a otros por supuesto y también había alguno al que aún no tenía fichado. Ha sido un día interesante. Para mí que las palabras no son mi fuerte, que las conversaciones largas me agotan, hoy he podido entablar una y larga, aunque algo forzada, con una de las primeras personas que conocí cuando volví aquí. Un par de cervezas y una barra de bar. Una charla intrascendente y de nuevo el vacile. Me encanta intentar hacerle ver que para mi no es ningun dios, que no le envidio en absoluto y que le voy a llevar a mi terreno, al de las palabras sin artificio.

El 'señorito', como sus propios lacayos le llaman, hoy ha tenido a bien dirigirse a mí, aunque casi mejor que no lo hubiera hecho. Total, para preguntarme que me pasaba en la barbilla... no es cómodo para mí tenerle enfrente, aunque me gusta mantener con él una actitud no desafiante pero sí de yo me limito a hacer mi trabajo y si tu no lo haces bien, mi deber, mi ética profesional, me empuja a hacerlo saber. Casi prefiero que me ignore. No me gusta ese dicho que dice que la gente tiene que hablar deti aunque para mal, prefiero pasar desapercibida pero llega el punto que no lo consigo. La etiqueta está ahí y a veces hasta me gusta, sí, para que negarlo. Si la gente supiera el ambiente de trabajo en el que me manejo, muchos cambiarian sus percepciones.

UN viaje relámpago del que ahora comienzo a notar sus efectos. Estoy reventada pero ha sido un buen día. Sin agobio, sin estrés, intentando disfrutar a sabiends de que nada de lo que iba a contar iba a ser interesante.

03 junio 2009

301. Una libranza redonda

Cuatro días intensos, tanto, que al final no he hecho ni la mitad de las cosas que como marujilla del hogar me había propuesto pero... como sarna con gusto no pica, que vengan mil y una libranzas asi porque aprovechar, se aprovechan y hacen que te sientas viva.

He estado con la familia, con los amigos, he visto cosas, he formado parte de la primera barbacoa de la temporada, he estado de fiesta solidaria, he conocido un poco más como funciona eso de las fuerzas armadas, he pisado la playa por vez primera este año, he hecho la compra, he limpiado, me he reído, no he llorado... ha sido perfecto.

Y encima siempre con el sol alumbrando cada uno de mis pasos. Poca gente podría sentir lo que yo siento cuando veo el sol, si hace un par de años me decían que estos iba a pasar hubiera pensado que esa persona estaba majareta. Pero no, cuando tienes algo y lo pierdes, conseguirlo, aunque sea en contadas ocasiones, revitaliza, como el anuncio, alma y mente.

Perfecto, simplemente perfecto. No pido mucho más a la vida que muchos descansos como este. Desconectar de todo y de todos es una experiencia bastante apetecible y más teniendo en cuenta lo que teabsorbe un trabajo como el mío.

Un buen principio y un mejor final.