13 junio 2009

306. Gatos por liebres

Tonta creo que no soy pero me he acostumbrado a parecerlo y aunque tiene sus satisfacciones, también es cierto que muchas veces ves en tu propia cara como te dan gato por liebre y tu tragas, tragas, tragas hasta que llega el momento de explotar y que toda la mierda te salte en la cara.

Ojalá pudiera decir hasta aquí hemos llegado pero yo no soy de sentencias firmes, es lo que tiene ser conformista y veleta, tan veleta que cambio de opinión cada dos minutos, como dice la canción, pero estoy harta, cansada, aburrida y lo que es peor con una sensación que no se la recomiendo a nadie.

Y cuando eres consciente de que hay veces que llegar al final del camino es imposible, infranqueable por las sendas, pues quizas es mejor olvidarte de andar tanto y de hacer tanto esfuerzo si al final el camino tiene una valla enorme que incluso quizás no está ni al final sino que bloquea la vereda en los primeros pasos.

Ya se sabe eso de que el quiera peces que se moje el culo pero lo tengo ya tan empapado... y los salmones no están en el río, cada vez estoy más convencida, es algo parecido a una leyenda urbana.

¿Qué le vamos a hacer? Supongo que rectificar es de sabios y que hay cosas que no puedes consultar ni en Google ni en la wikipedia y lo mejor es fiarte de tu instinto.

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