27 septiembre 2009

343. Una agradable velada amistosa

Noche productiva la de ayer, con un buen amigo, un gran amigo que cuando quiere deja la maldad a un lado para convertirse en buena gente, jajaja.

Como poco, fue una velada diferente, espectáculo incluido en cierto local santanderino que en estos momentos creo que está de capa caída. Conversaciones intrascendentes de esas que me recuerdan lo ignorante que soy y cuanto me queda aún por aprender.

Cerveza, caminata, charlas y una puesta al día necesaria y provechosa después de que el cara libro separara nuestra rutina diaria.

Se nota que pasó el verano, la calle ya no es lo que era, las acumulaciones de gente cada vez son menos y aunque la temperatura no es del todo mala, la chaqueta comienza a agradecerse. Hoy es mi día 13, ya solo me quedan cinco, bueno cinco y medio, me duele la espalda, la cabeza está como una olla a presión a punto de estallar y encima ando con agujetas. Cuando llegará el viernes???

26 septiembre 2009

342. Yo no soy la rara

Definitivamente tengo el gran honor de formar parte del común de los normales. No soy rara, aunque la verdad tampoco estoy segura de que ser normal sea bueno, pero al menos a mi me quita un peso de encima. Sí, ya estoy convencida. Soy normal y lo digo dando incluso un grito.

Dicen que independientemente de como sea cada uno, de su personalidad, todos en el fondo buscamos lo mismo, el problema es que unos se dan cuenta antes que otros de que es eso que quieren.

Seguramente no tardaré mucho en volver a emparanoyarme con algo pero es que sino la vida no tiene sentido. Nos emperramos tanto en ser felices que no nos damos cuenta de que en la búsqueda de esa felicidad también hay que saber apreciar las cosas y no poner las cosas fáciles forma parte de nuestra idiosincrasia o, al menos, de la mia. De todo se aprende y ser cautos puede que sea excesivamente conformista pero asi te aseguras de no caerte de un quinto piso y poner piedras en un camino realmente llano puede que sea una forma de asumir un riesgo inexistente pero de gran necesidad para no pensar que todo es un jardín de rosas.

Me estoy dando miedo a mi misma pero hay sensaciones que es imposible explicar con palabras, o que ni siquiera son necesarias. Hay instantes que quedan grabados en la retina y que resultan imposibles de olvidar. Estoy aprendiendo a comprender el significado del carpe diem y después, después ya veremos, siempre con la cabeza encima de los hombros, claro.

A mí tambien me gusta cada dia mas la canción esa de Los secretos de 'abrazate fuerte a mi, maría'.

24 septiembre 2009

341. Estrategias

A mi lo de la guerra no se me da nada bien. Me encanta jugar pero no utilizo las armas correctas o siempre me da la sensación de que el contrario es mucho más listo o hábil que yo y acabo cediendo. ¿Será que no me hago respetar? En realidad está genial esto de jugar, especialmente si te siguen el juego, el problema es cuando ves que vas perdiendo cada batalla, que no la guerra.

Yo busco mi forma de actuar, de enfrentarme al enemigo pensando que le voy a desarmar en cualquier momento, pero nada más lejos de la realidad, el contraataque es siempre más feroz y hace que yo tenga que cubrir la retaguardia o directamente entregar las armas y esperar una nueva contienda.

Un compañero de aquellos del Sur me dio las claves para salir victoriosa pero yo no sé capaz de seguir un guión que además, segun decía el siempre se repetía. Él estaba convencido que así se aseguraba el exito y que todo se reducía a jugar bien tus cartas, a imaginartelo todo como si fuera una partida de poker donde las treguas no están permitidas. Grande Pons! Pero yo no quiero ser cuadriculada, más bien prefiero dejarme llevar y jugar mis cartas y si luego las del contrario son mejores pues ¿qué se le va a hacer? será cuestión de asumir, pero siempre con dignidad, claro.

Pero, bueno, realmente me da lo mismo. No voy a darle vueltas a las cosas. Si me apetece voy y punto y voy a dejar de poner emboscadas, de hacer estrategias que después al final me dejan a mi aún peor. Así que, decidido, mañana un nuevo ataque.

21 septiembre 2009

340. ¿En qué piensan los hombres?

¿En qué piensan los hombres? Es el sugerente título de la película que ayer fue a ver la patrulla grulla a la Bretón. ¿El motivo? Simplemente salía Drew Barrimore.

El resultado. Aprender, no aprendimos nada, más bien nos dimos de dientes de nuevo con la más triste realidad. Los hombres mucho no piensan, al menos en lo que a las relaciones afectivas se refiere, y la simplicidad suele ser el denominador común de su conducta.

Algunos dicen que son cuadriculados por naturaleza pero digo yo si algo te importa lo suficiente, esa cuadratura llegará un momento en que llegue a descomponerse ¿no? Esa en teoría sería la primera lectura pero según la diosa Drew, si esa cuadriculación no se descompone, no esperes más, simplemente no hay nada más que rascar, si no verías esas famosas señales y si no las vieses se te harían evidentes o el interesado haría todo lo posible para que así fuera. Total, que si no pasa nada de esto, haces bien en buscar otros caminos que quizás te lleven al mismo punto pero al menos sigues ganando en experiencia.

El tema de las señales es de lo más psicoanalítico. A mí, seguro que me pasaría como a Gigi, la prota, que las vería donde no las hay y seguiría ilusionada y, lo que es más importante, estaría feliz. Y ¿no es eso lo más importante? Pues sí, estoy convencida de ello a pesar de que entretanto te lleves algún chasco, alguna desilusión y esa espinita clavada cueste sacarla.

Lo más importante es que donde dije digo, digo diego está a la orden del día y lo peor es que hay veces en que es demasiado tarde para dar vuelta atrás y cuando crees que todo está perfecto, en realidad lo más mínimo hace saltar por los aires.

La mejor Drew, acostumbrada a las nuevas tecnologías, nunca consigue lo que quiere pero, al menos, se lo pasa bien. ¡Arriba, Drew!.

20 septiembre 2009

339. Una cuestión de altura

Mirar a todo el mundo por encima del hombro puede resultar en algunas ocasiones hasta divertido, provocador e interesante, especialmente ante algunas personas que la humildad se la dejaron por el camino.

La vida no está diseñada para los altos, especialmente hace unos años pero ahora tampoco. Imaginaros los cines de antaño. No iban en cuesta. Tu te sentabas y como superaras la altura media y el de atrás fuera más bajito, le habias jodido la proyección, en vez de una película veías un cogote.

No obstante, no es el único caso. Hay recintos levantados hace pocos años cuyos arquitectos tampoco preveyeron que quizás a un alto también le guste el teatro. Imaginate que quieres ir a una obra, a un concierto o a un recital, yo que sé pero que el espacio entre asiento y asiento sea tan mínimo que no te quepan las piernas. ¿Cómo es posible? Pues sí, es una realidad. Y claro, si no entras, no entras, y no hay donde escarbar o si entras igual lo haces tan justo que cuando sales tienes todo el cuerpo atrofiado.

Un ejemplo más. La plaza de toros. Si ahí todo el mundo está como en una lata de sardinas, un alto no entra o si entra le debe de meter la rodilla al que tiene delante hasta tal punto que es capaz de que al señor de delante le salga por la barriga.

Olvidémonos del mundo de la cultura. Pensemos en un hospital nuevo, casi recién inaugurado. A las personas como yo, de altura estandar, nos pasa desapercibido pero si nos fijamos nos daremos cuenta de que los techos son muy bajitos. A un alto, en cambio, esto no le pasa desapercibido, más que nada porque ya se habrá dado el primer cabezazo en el techo.

Para todo existen soluciones. Llegar antes a los sitios para asegurarte un sitio en la parte de atrás, ignorar que existe ese recinto escénico, reservar esa butaca en pleno pasillo para que puedas estirar las piernas, reservar tu localidad y la de delante en los toros... ser educado también tiene un precio y las miras previas son señal de buena voluntad.

¿A qué viene esto? A una simpática conversación de viernes por la noche, más divertida contada en primera persona, por supuesto. Vamos, que me aburría y me apetecía contarlo.

17 septiembre 2009

338. Fantasmas

Vuelta total a rutina. La rentrée no podría haber sido peor, aunque si lo miro por el lado positivo, siempre hay que ser optimista, eso quiere decir que he disfrutado las vacaciones como se merecían.

Más de 15 días sin pisar Santander, sin coger entre mis manos un periódico, sin importarme lo más mínimo la actualidad cultural, política, sanitaria o económica. ¡Es un lujazo poder desconectar así!

Y lo mejor es que hasta yo me sorprendo de la capacidad de ilusionarme, de asombrarme con cosas nuevas. Como dice mi amiga Inés, "qué barata le salgo a la vida". Han sido unas grandes vacaciones, tanto las familiares como las amistosas. Risas no han faltado y visitas tampoco.

Ahora solo me quedan los recuerdos, algunos imborrables e incluso impagables y una morriña que espero que pase pronto. La parte negativa es que ahora me quedan por delante 18 días de curro, sin descanso, sola porque mi compañera está de vacaciones y aunque una ilusión me mantiene viva, no he podido evitar dejar entrar a un par de fantasmas.

¿Cómo se ahuyentan los fantasmas? No, no quiero, no es lo que quiero pero, sin embargo, no puedo ser indiferente. Fus, fus, fuera de mi cabeza. Concéntrate en lo que tienes por delante, eso con lo que te sentías tan a gusto hace un suspiro. La depresión postvacacional es lo que tiene, menos mal que como todo acaba pasando.