21 mayo 2009

300. No corren buenos tiempos para los soñadores

"No corren buenos tiempos para los soñadores", decía Amelie en la película homónima. No es que me sepa la película, ni mucho menos, sino que es uno de los famosos test del facebook.

Y es una frase que me ha recordado a una de esas personas especiales que de una u otra forma te dejan una profunda huella. Sí, lo habéis adivinado, hoy vuelve a tocar sentimental-post-ñoño.

Desirée es una de esas personas que, a simple vista, ya cae bien, sin necesidad de que haga mucho más, sin necesidad de esforzarse como hacemos el común de los mortales. No sé si es su mirada, su sonrisa, su manera de moverse... el caso es que, sin necesidad de mediar palabra, la gente siempre sabe que esa chica agrada, que es buena gente.

Ella es consciente de esa empatía que le sale casi de forma natural y, acostumbrada a los halagos, aunque se empeña en asegurar que en realidad es todo lo contrario, necesita en su falsa modestia que la gente siga diciéndole lo maravillosa que es. Y la cosa es que lo conseguía.

Ella, sin embargo, diciendo sin decir, pide más. Nunca es suficiente. La hemos acostumbrado hasta tal punto que en cuanto conoce a alguien diferente, a alguien que no cataloga a una persona en dos segundos y que no alaba sus virtuales bondades, al menos para ella, comienza a apagarse.

En una ocasión, la recuerdo perfectamente, la dije que aunque ella no lo pida, se ha acostumbrado a ello y que ya sabe eso de que es complicado pasar de lo mucho a lo poco pero que debía entender que las cosas no siempre son como se sueñan, que hay un sinfín de probabilidades de que más bien sea todo lo contrario.

Cuando la conocí llevaba un año saliendo con un chico. Pero estaba en plena crisis. Todo eran dudas, dudas y más dudas y todo porque al chico, bastante rarito por cierto, no acababa de llevarle a su terreno. No era lo que ella había imaginado, soñado, aunque ella decía que siempre se había comportado igual, desde que se conocieran en la cola de un supermercado. Sí, hasta para eso es especial. El problema era el mismo. No se sentía querida por este chico del que, por mas que lo intento, no recuerdo el nombre. Pero el problema no era más que el chico no la demostraba su interés por ella, ni mínimamente, decía ella. Yo algún gesto ví, la verdad, escasos pero haberlos, como las meigas, haylos, pero ella, soñadora como era, se había emperrado en que sucedía todo lo contrario.

Realmente esa etapa lo pasó mal, muy mal, aunque todos estuvimos ahí apoyándola, demostrandole ese cariño y haciendola sentir importante que, en realidad, era lo que ella anhelaba. Ella lo quería pero todo el mundo la había enseñado única y exclusivamente a mirarse en su ombligo, a vivir un mundo de fantasía en la que ella era prácticamente la reina de corazones, esa gran chica que agrada a todos y necesitaba exhibiciones constantemente, necesitaba mostrarse natural, ilusionada, apoyada en todos y cada uno de los pasos que daba.

Luchó por cambiar, la intentamos convencer de que la vida no siempre es de color de rosa y ella pareció aceptar y aguantó aún bastante más tiempo con él. En el fondo, estaba enamorada. Pero los nubarrones volvieron a cruzarse en su camino, volvieron los miedos, las dudas y, por primera vez en su vida, comenzó a quererse a ella misma, sin necesidad de que ninguno fuéramos por detrás diciendola lo maravillosa que era y su vida comenzó a cambiar.

Dejó a este chico, aunque luego volvió con él para dejarlo con el tiempo definitivamente pero ya con las cosas claras, sabiendo qué podía aguantar y qué no estaba dispuesta a hacer porque, tal y como le decíamos, tu misma te estas haciendo daño.

Le perdí la pista hace mucho tiempo, ¿qué habrá sido de su vida? Mañana intento dar con ella. ¿Igual tiene facebook?

14 mayo 2009

299. Recuerdos familiares ocultos

Creo que me estoy haciendo mayor, y no lo digo porque hoy sea, un año más, mi santo, que también. Más bien, es porque estoy empezando a recordar viejas aventuras. Simplemente oler, ver o escuchar irremediablemente me lleva a mi infancia, a mi juventud o, en definitiva, a mi pasado.

Hoy ha sido buscado. Sí, lo reconozco. Mi nombre se lo debo a mi abuela y no porque ella se llamara así, era Lola, Dolores, sino por la devoción que profesaba a la imagen que está instalada en una iglesia de Santander que, casualidades de la vida, está muy cerca del curro.

Todos los días 14, independientemente del mes que fuera, ella acudía puntual a su cita con la imagen, rezaba por todos los suyos, cogía los panfletillos de la capilla, o una estampita, o un rosario o cualquier cosa relacionada con la virgen, y se volvía con las mismas para su casa, previa parada, eso sí, en la mía para dejarme el detalluco santagemero correspondiente. Hasta en los últimos años, cuando la ceguera también se apoderó de ella, y ahora parece ser el mismo destino que corre mi madre, ella no faltaba a su cita cada día 14, más especialmente cada 14 de mayo. Sola o acompañada por mi o por cualquiera de sus otros nietos.

Vine muchas veces con ella cuando era niña. De adolescente, menos, pero si recordaba vagamente alguna aventura de esas que me ocurrían cuando venía con ella. No puedo dejar de sonreir. El caso que hoy he querido hacerle un homenaje. Podría hacer perfectamente 15 años que no pisaba esa capilla. Pero al llegar he sentido que el sitio me era familiar. Pensaba que muchas cosas podrían haber cambiado en estos 15 años pero no, todo seguía en su sitio, el tiempo parecía haberse detenido. Casi he visto hasta a las mismas beatas rezando, las mismas de la última vez que estuve. Pero no, no era real porque mi abuela, mi abuela ya no estaba.

Ha sido mi gran homenaje a ella y me siento en estos momento altamente orgullosa. No me ha costado más que 15 minutos de mi tiempo pero ha valido la pena experimentar de nuevo tantas sensaciones y recuerdos y especialmente ese sentimiento de recordar a alguien tan especial para mí.

Recuerdo que de pequeña la virgen me parecía enorme y, hoy, hoy ya no la he visto tan gigante. Mi madre se ha emocionado cuando la he contado mis planes. El lunes la operan y cualquier cosa que pueda alegrarla pues bienvenida sea.

Hoy es Santa Gema, estoy contenta, incluso feliz diría yo, que siga asi.

10 mayo 2009

298. Sin vuelta atrás

¡Se acabó! Vuelta a la realidad pura y dura, aunque mi cabeza siga deambulando por ahí, sin más!!! Me gustaría poner los pies en la tierra y sólo lo consigo a ratos y cuando esto sucede no me motiva lo que veo, me desilusiona, me carga y me desespera.

Las cosas son más complicadas de lo que en un principio podrían parecer y mucho más cuando el entendimiento empieza a tener una frontera casi inquebrantable. Las acepciones de una misma palabra, de una misma frase son tan distintas dependiendo de quien las diga...

De todos modos, aún no he aterrizado completamente. Parece mentira que un par de semanas puede hacer que desconectes tanto de tu trabajo. Estoy más perdida que el barco del arroz y creo que pasarán aún un par de días hasta que de nuevo recupere un ritmo que a día de hoy me agota.

Domingo, día tranquilo, excesivamente tranquilo. Prefiero tener cosas y fundamentalmente ganas de hacer cosas para que el tiempo vuele, corra y no me deje tiempo de expandir mi mente, de dejar volar mi imaginación o de emparanoyarme con chorradas que no tienen la mínima importancia.

07 mayo 2009

297. En la recta final

Volver la vista atrás para recordar buenos momentos no está mal, nada mal, tampoco está mal recordar aquellos que no fueron tan buenos porque si algo de grandioso tiene el paso del tiempo, es también el cambio de perspectiva que origina, que hace que lo que antes veías como un escollo, ahora simplemente se vea como una puerta.

He pasado unos días de vacaciones que cuanto menos han sido intensos. A ver, ha habido ratos de agobio, de aburrimiento pero ahora mismo quedan solapados por los grandes momentos, por esos microespacios únicos e irrepetibles que forman parte de esa felicidad por la que hay que pelear cada día y en cada segundo, sin esforzarse en mirar en un mañana feliz que quizás no llegue nunca a ser tal.

Reencontrarme con mi romería, disfrutarla con los cinco sentidos, ha sido mi objetivo primordial y, aunque el tiempo y la salud de mi madre me lo han puesto complicado, realmente he sabido rapiñar esos instantes que tanto he echado de menos. Volver al pueblo, ver a la gente, mimetizarme aunque sin identificarme mucho con ellos, descubrir olores casi olvidados y pasear por esas tierras que en primavera irradian todo su esplendor. Buenos días en el pueblo, si señor.

Después, el reencuentro con mis compis de fatigas durante tanto tiempo en aquella otra escuela de periodismo onubense. Se nota que el tiempo ha pasado, que yo ya no formo parte de aquello y, sin embargo, me sentí super cómoda con todos ellos, exprimiendo cada conversación, volviendo a charlas pasadas que siguen vigentes y que seguirán por los tiempos de los tiempos.

Y regreso a los años universitarios. Yo nunca he sido de morroturismo pero la verdad es que es una práctica que hay que empezar a poner en práctica. Hoy por ti mañana por mi. UNa forma de estar en mil y un sitios a la vez y de hacer posible esos reencuentros que sino serían impensables. Jolín, el síndrome postvacacional me está traicionando, pues no que se me están empañando los ojos!!! Espero que sea por esto. Siempre suelo dar con buena gente y es lo que tiene la buena gente, que tienes que demostrarles que sigues ahí, aunque a veces la pereza o la dejadez hace que parezcas olvidarlos. Hay cosas que no cambian y otras en cambio que cambian demasiado. No obstante, la esencia siempre es la misma porque somos tan básicos que en el fondo casi todos queremos lo mismo.

Y ahora, otra vez aquí, con un puñado de fotografías que hará que no se me olvide jamás esta ruta universitaria que me he marcado. Ahora a unas horas de volver al curro, cosa que por una parte me apetece, no puedo dejar de pensar en lo que quiero y en lo que no quiero y no llego a conclusiones claras. Estoy hecha un auténtico lío. Quizás me falta ilusión pero para ilusionarte tienes que ver alguna recompensa, algún boquete de esperanza y yo cada día percibo menos y mi interés parece comenzar a decaer.

El día está nublado, no podré disfrutar mis últimas horas paseando, la mejor terapia contra la depresión postvacacional.