14 mayo 2009

299. Recuerdos familiares ocultos

Creo que me estoy haciendo mayor, y no lo digo porque hoy sea, un año más, mi santo, que también. Más bien, es porque estoy empezando a recordar viejas aventuras. Simplemente oler, ver o escuchar irremediablemente me lleva a mi infancia, a mi juventud o, en definitiva, a mi pasado.

Hoy ha sido buscado. Sí, lo reconozco. Mi nombre se lo debo a mi abuela y no porque ella se llamara así, era Lola, Dolores, sino por la devoción que profesaba a la imagen que está instalada en una iglesia de Santander que, casualidades de la vida, está muy cerca del curro.

Todos los días 14, independientemente del mes que fuera, ella acudía puntual a su cita con la imagen, rezaba por todos los suyos, cogía los panfletillos de la capilla, o una estampita, o un rosario o cualquier cosa relacionada con la virgen, y se volvía con las mismas para su casa, previa parada, eso sí, en la mía para dejarme el detalluco santagemero correspondiente. Hasta en los últimos años, cuando la ceguera también se apoderó de ella, y ahora parece ser el mismo destino que corre mi madre, ella no faltaba a su cita cada día 14, más especialmente cada 14 de mayo. Sola o acompañada por mi o por cualquiera de sus otros nietos.

Vine muchas veces con ella cuando era niña. De adolescente, menos, pero si recordaba vagamente alguna aventura de esas que me ocurrían cuando venía con ella. No puedo dejar de sonreir. El caso que hoy he querido hacerle un homenaje. Podría hacer perfectamente 15 años que no pisaba esa capilla. Pero al llegar he sentido que el sitio me era familiar. Pensaba que muchas cosas podrían haber cambiado en estos 15 años pero no, todo seguía en su sitio, el tiempo parecía haberse detenido. Casi he visto hasta a las mismas beatas rezando, las mismas de la última vez que estuve. Pero no, no era real porque mi abuela, mi abuela ya no estaba.

Ha sido mi gran homenaje a ella y me siento en estos momento altamente orgullosa. No me ha costado más que 15 minutos de mi tiempo pero ha valido la pena experimentar de nuevo tantas sensaciones y recuerdos y especialmente ese sentimiento de recordar a alguien tan especial para mí.

Recuerdo que de pequeña la virgen me parecía enorme y, hoy, hoy ya no la he visto tan gigante. Mi madre se ha emocionado cuando la he contado mis planes. El lunes la operan y cualquier cosa que pueda alegrarla pues bienvenida sea.

Hoy es Santa Gema, estoy contenta, incluso feliz diría yo, que siga asi.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gema, creo que es uno de los mejores post que has escrito...
bstes,
Marisa