07 mayo 2009

297. En la recta final

Volver la vista atrás para recordar buenos momentos no está mal, nada mal, tampoco está mal recordar aquellos que no fueron tan buenos porque si algo de grandioso tiene el paso del tiempo, es también el cambio de perspectiva que origina, que hace que lo que antes veías como un escollo, ahora simplemente se vea como una puerta.

He pasado unos días de vacaciones que cuanto menos han sido intensos. A ver, ha habido ratos de agobio, de aburrimiento pero ahora mismo quedan solapados por los grandes momentos, por esos microespacios únicos e irrepetibles que forman parte de esa felicidad por la que hay que pelear cada día y en cada segundo, sin esforzarse en mirar en un mañana feliz que quizás no llegue nunca a ser tal.

Reencontrarme con mi romería, disfrutarla con los cinco sentidos, ha sido mi objetivo primordial y, aunque el tiempo y la salud de mi madre me lo han puesto complicado, realmente he sabido rapiñar esos instantes que tanto he echado de menos. Volver al pueblo, ver a la gente, mimetizarme aunque sin identificarme mucho con ellos, descubrir olores casi olvidados y pasear por esas tierras que en primavera irradian todo su esplendor. Buenos días en el pueblo, si señor.

Después, el reencuentro con mis compis de fatigas durante tanto tiempo en aquella otra escuela de periodismo onubense. Se nota que el tiempo ha pasado, que yo ya no formo parte de aquello y, sin embargo, me sentí super cómoda con todos ellos, exprimiendo cada conversación, volviendo a charlas pasadas que siguen vigentes y que seguirán por los tiempos de los tiempos.

Y regreso a los años universitarios. Yo nunca he sido de morroturismo pero la verdad es que es una práctica que hay que empezar a poner en práctica. Hoy por ti mañana por mi. UNa forma de estar en mil y un sitios a la vez y de hacer posible esos reencuentros que sino serían impensables. Jolín, el síndrome postvacacional me está traicionando, pues no que se me están empañando los ojos!!! Espero que sea por esto. Siempre suelo dar con buena gente y es lo que tiene la buena gente, que tienes que demostrarles que sigues ahí, aunque a veces la pereza o la dejadez hace que parezcas olvidarlos. Hay cosas que no cambian y otras en cambio que cambian demasiado. No obstante, la esencia siempre es la misma porque somos tan básicos que en el fondo casi todos queremos lo mismo.

Y ahora, otra vez aquí, con un puñado de fotografías que hará que no se me olvide jamás esta ruta universitaria que me he marcado. Ahora a unas horas de volver al curro, cosa que por una parte me apetece, no puedo dejar de pensar en lo que quiero y en lo que no quiero y no llego a conclusiones claras. Estoy hecha un auténtico lío. Quizás me falta ilusión pero para ilusionarte tienes que ver alguna recompensa, algún boquete de esperanza y yo cada día percibo menos y mi interés parece comenzar a decaer.

El día está nublado, no podré disfrutar mis últimas horas paseando, la mejor terapia contra la depresión postvacacional.

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