18 junio 2012

512. Lanzarote (II)

El domingo vamos hacia la sede de la Fundación César Manrique en Tahiche. Su director es cántabro y ya le he hecho más de una entrevista pero con el poco tiempo del que disponemos no es plan de andar quedando con la gente.

De nuevo hace frío y viento.

Antes de llegar a los Jameos del agua paramos en Guatiza, a ver el jardín de cactus, también diseño de César Manrique. Está original, muchas especies de cactus diferentes dispuestas en una especie de circo romano en redondo. Pasamos por Arrieta y Punta Mujeres pero sin bajarnos del coche para acabar en los impresionantes jameos del agua

La visita yo diría que es obligada. Dicen que el máximo atractivo son los cangrejos blancos a los que nunca les da la luz pero yo, más allá de eso, me quedo con la arquitectura del lugar. Por cierto, los cangrejos, que hay bastantesm son minúsculos.

Después, también queremos visitar la Cueva de los Verdes (todo entra en el bono de 26 euros que adquirimos en el Timanfaya), llamada así por los pastores que guardaban el ganado en su entrada. UNa cueva que se originó por la lava de un volcán pero que tampoco tiene mucho más si estás avituado a entrar en cuevas o si has visto las de El Soplao, el Drac o las de Puente Viesgo. Lo único la sorpresa que guarda al final del recorrido, impactante y muy secreta.

Al mirador del Río, otra de las obras de César Manrique no entramos, pero desde el muro que hay un poco más adelante se pueden intuir las mismas vistas que desde el mirador. La isla de La Graciosa tiene buena pinta, salpicada por un puñado de casas, tiene el mismo paisaje que el resto de la isla de Lanzarote, es decir, rocoso, marrón, con tierra y arena.

Vamos a Órzola con la idea de coger un barco hasta la graciosa y comer pero a esa hora no hay barcos -se ve que descansan al mediodia- y comemos en el pueblo. De todos modos, el viaje ida y vuelta a La Graciosa cuesta 20 euros. Comemos boquerones en vinagre, papas, pulpo a la parrilla y fritura de pescado (Antoñitos y viejas). De postre papaya y Bienmesabe. 2 Pepsi, dos cañas y una de agua 45 euros.

Después vamos a Teguise, un pueblo de 'interior', dentro de todo lo interior que puede ser si hablamos de una isla. ES bonito, muy autóctono pero son las cinco de la tarde y no se ve un alma.

La Caleta de Famara es una playa donde también sopla el viento en exceso. Hay mucho surfista, un gran arenal y también se ve La Graciosa. Hay una urbanización llena de bungalows que debe ser destino fijo de surferos. Está muy bien. Me gusta el ambiente que se respira en el pueblo.

De vuelta al hotel pasamos por San Bartolomé y Tías y vemos de refilón el monumento al Campesino (también obra de Manrique) y la casa donde vivió José Saramago.

Por la noche, vamos a la zona del Puerto a tomar unas cañas antes de cenar. La cena, en una bodega típica, también está muy pero que muy bien. Una estupenda relación calidad-precio. Y después volvemos a un pub que hemos descubierto a tomar un cóctel y fumar en cachimba.

El lunes, antes de ir para el aeropuerto, vamos a Costa teguise, otra de las zonas turísticas por excelencia. Esta plagada de hoteles y apartamentos y si que es bastante tranquila dentro de lo que cabe. Las playas están bien.

Arrecife, la capital, sin más. Solo tiene una calle peatonal muy grande llena de tiendas. Comemos por alli pero nada del otro mundo y nos dirigimos al aeropuerto, alli aun nos da para comprar alguna colonia más.
















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