239. La boda de Sara

Igual que la despedida preferi callar, hoy si voy a hablar de la boda de Sara que la Ca..... de ella se estará ahora poniendo hipermegamorena en Cuba. Eso si, intentaré ser breve y concisa.

Para empezar, que pena que una no se case todos los días porque la novia estaba radiante, espectacular, divina, preciosa... muy muy guapa y además como era SU dia, el de verdad, no la escuche, y perdoname Sara pero las cosas como son, renegar ni quejarse en todo el día. No, estaba pletórica y repito muy muy muy guapa. CAsate más veces porque quiero volver a verte así.

Dani también, a ver, no es plan de recriminar pero tio, lo siento, Sara se llevaba todo el protagonismo y te dejaba en un segundo plano.

La misa bien, hasta amena, me gustó, nos echamos unas risillas y todo y la lectura de Maria mojó la pestaña a mas de una.

Mis niñas, bueno, bueno, bueno, espectaculares todas y cada una en su estilo, eso si, pero todas genialmente genial.

Casa Setién, el restaurante de Puente Arce donde se celebró el convite, aqui banquete, no podia ser mejor. Por cierto, nos hizo un día magnifico, casi milagroso. Iba a decir que por la intercesión de mi virgencita, claro, pero no, las culpables del día fueron Ines y María que llevaron los huevos a las clarisas y se preocuparon de que todo siguiera saliendo perfecto.

Me gustó mucho la boda porque conocía a casi todo el mundo y eso siempre es aliciente mas a tener en cuenta. Mi mesa la mejor con diferencia , muy cerquita a la de los novios y con una excepcional compañía.

Y luego pasamos a la barra libre y disco show, que nos hartamos de bailar, aunque realmente quienes se llevaron la palma fueron las hermanas Molino, con Luzma y Mila a la cabeza (de mayor quiero ser como ellas). Llegada a Astillero, copas más copas y camino a Santander donde ya mis pies se plantaron y me amenazaron 'Hasta aqui hemos llegado', me decian.

En definitiva fue un GRAN DIA.