31 octubre 2008

254. Mi sitio en el mundo

Hay que ver la de vueltas que da la vida. Si, suena tópico, lo sé, pero estos días no he podido más que pensar en todas esas cosas.

Acabo de aterrizar como quien dice, gracias a Piqué, (se lo tengo que decir a mi padre, con el cariño que le tiene...) de nuevo en Santander tras un periplo por Londres y HueRva, mi Huelva. Pero es extraño, paseando por Huelva la miraba desde otra perspectiva, hasta tal punto que incluso me ha parecido una bonita ciudad, especialmente porque el arte del piropo sigue vivo, jajaja. Anda que no se me escaparon detalles durante todo el tiempo que estuve viviendo allí. Y si se buscan las pequeñas cosas que dan fisonomía, que confieren encanto a una ciudad, a cualquier ciudad, se encuentran.

Definitivamente ha sido raro.

Genial con Elena, Ana, Virginia, Javi, Roberto, mi Veroniquiqui... y los demás, aunque no haya sido posible verlos. Pero raro, distinto, ya no me sentía tan parte de todo aquello. Podía mirarlo con distancia, no sé, era una situación rara aunque todos ellos me han hecho sentirme como en casa, por muy poco que haya sido el tiempo que hayamos tenido para ponernos al día, a un día que mientras para unos cambia a ritmos vertiginosos, para otros parece abocado al estancamiento.

Fue bonito recordar las movidas y los nombres propios de la profesión, no las que implican a la empresa, esas desgraciadamente son mejor olvidarlas a la espera de tiempos mejores, sino las de la rutina de un trabajo que queramos o no, nos atrapa y condiciona en muchas cosas, aunque después seamos como todos, meros trabajadores que esperan su nómina como reconocimiento al trabajo realizado.

Pero Huelva ya no es mi sitio en el mundo, ahora ese sitio está aquí, en mi tierruca, aunque a veces tampoco me parezca que pertenezco a este lugar. De todos modos, quizás eso sea mejor, mientras otros se empeñan en crecer cada día más, yo, por contra, me conformo con encontrar mi parcelita, mi terreno. Ya no le voy a dar vueltas. Ahora y aquí estoy a gusto y eso, a fin de cuentas, es lo verdaderamente importante. Mañana seguro que me parece que este tampoco es mi sitio pero como ese lugar parece estar en el país de nunca jamás, ese que ni siquiera existe más allá de mi imaginación, pues debo volver a ser conformista y conformarme, valga la redundancia, con todo lo bueno que tengo aqui, que es suficiente.

El primer día extrañé esa cama en la que he dormido durante casi seis años. Increible! Es genial la sensación de sentir poco a poco que esa casa sigue formando parte de tu vida y más cuando allí estan quienes más desean lo mejor para ti. Decididamente, voy a tener que ser madre algún día, ¡manquemepese!, sólo para sentir que para mi retoño yo soy su referente, sus ojos y una parte esencial de su vida... eso son mis padres para mí, con sus virtudes y sus defectos. Lo único que lamento es no haber ido a ver a mi virgencita... la próxima vez será y por partida doble.

En realidad, creo que nadie encuentra su sitio en el mundo. Pero yo ya no quiero encontrarlo, quizás el día que lo encuentro compruebo que mi sitio fueron todos y cada uno de los que fueron parte de mi vida en algún momento y cuando llegue ese día quizás sea tarde para poder apreciar lo bueno de cada segundo, de cada minuto, de cada gesto, de cada mirada...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado este post...
Marisa

Anónimo dijo...

te sientes identificada?