01 febrero 2012

502. Despidos

No es la primera vez que echan a alguien del curro. Tampoco puedo decir que esté superacostumbrada pero lo cierto es que esta vez no ha sido como las otras, esta vez estaba yo más implicada con la persona, era compañera pero también amiga.

En Huelva nunca hubo despidos, la gente se iba cuando encontraba una oferta mejor en otro sitio, jamás tocaron a la plantilla más allá de algún que otro colaborador. Aqui, sin embargo, parece estar a la orden del día aunque las otras ocasiones no fueron para mí tan dolorosas.

La noticia ayer cayó como un jarro de agua fría, helada. Era algo inexplicable, acompañada de un cúmulo de cambios que hacen pensar en eso de que cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar.

Yo creo que no se lo merecía. Como todo el mundo tenía sus aspectos negativos, demasiada juventud quizás, o demasiado vehemencia, pero su trabajo tampoco era el más valorado del mundo, y de eso sí que puedo hablar por experiencia.

´Se va un apoyo fuerte dentro del núcleo duro y la falta de rendimiento... en fin, no seré yo quien lo juzgue, afortunadamente ése no es mi trabajo pero si fuera por falta de rendimiento, de eficacia o de efectividad quizás deberíamos todos, y digo todos, mirarnos más el ombligo.

Mi profesión no es fácil. Se aprovechan de que es un oficio, una vocación muchas veces para explotarte a cambio de unos pocos cuartos, un sueldo irrisorio y comparable al de otras puestos de trabajo para los que no es necesario tener ningún tipo de estudios.

Ayer se me cayeron las lágrimas cuando me enteré de que Silvia ya no volvería. Ha sido un golpe duro. No se acaba el mundo ahí y estoy convencida de que ella, con su arrojo y su fuerza, enseguida encontrará su camino, que espèro que la lleve hacia la docencia porque ella lo vale.

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