95. Un mal día lo tiene cualquiera. ¿Qué le voy a hacer?

Sigo sin poder poner fotos de Madrid asi que oficialmente me doy por vencida. En la dolce vita hay ya muchas, asi que los interesados podeis verlas allí.

Hoy no tengo nada que contar, qué triste no saber de que hablar, pero me ha sorprendido abrir el contador y descubrir que hoy habeis abierto esta página 15 personas o entes internáuticos y por esos otros 14 visitantes que malgastan unos segundos de su tiempo en abrir este mi blog, he decidido escribir algo, más que nada para no defraudar.

¡Qué mierda! No deberíamos ser asi o por lo menos yo no debería ser así, siempre haciendo las cosas pensando en no defraudar al prójimo y sin ser siquiera consciente de que la mayoría de las veces lo que estoy defraudando son mis propios principios, si es que alguna vez existieron antes de hundirse en la inmundicia de esta sociedad que está creando marionetas al servicio de los más fuertes. Sí, sé que no descubro nada nuevo pero también tengo derecho de vez en cuando a darle la vuelta a la tortilla y convertirme en inconformista y rebelarme, al menos de palabra, contra todo y contra nada porque ni yo misma sé qué es lo que interfiere en mi estado de ánimo para sentirme hoy así, como una colilla pisoteada por miles de viandantes en medio de una gran avenida.

¿Por qué no soy capaz de velar por mi propio interés o por qué no hacerlo en las cosas que realmente merecen la pena? Hay mañanas en las que es mejor esconder la cabeza entre las sábanas o en las que te preguntas por qué diablos saliste del útero de tu madre cuando aún estabas a tiempo de seguir nadando en líquidos (bueno paso de seguir por aqui, que me pierde la terminología). Hay días que me gustaría cambiarme por otra persona. Solo para darme cuenta que ese que tengo enfrente tampoco es perfecto.

Definitivamente, hoy no es mi día, alguno tenía que ser...