05 marzo 2007

152. Soñarte en la distancia

La recuerdo en incontables ocasiones hablando con usted, contigo, Virgen de la Peña, porque lo hacía con tal familiaridad que parecía estar con alguien muy cercano a ella. Mi curiosidad de niña provocaba que me agazapara en la puerta de su habitación para escuchar con atención sus sentidos rezos de amor, de esperanza y de gratitud hacia ti. La cómoda de su habitación se había convertido en un improvisado altar donde, ya desgastada por el paso del tiempo, conservaba con gran cariño una vieja estampa con tu imagen en blanco y negro. La distancia, los más de 1.000 kilómetros que la separaban físicamente de tu ermita, del santuario desde el que cuidas de todos tus hijos, no había apagado la llama de su fe hacia ti, Virgencita de la Peña.

Sí, Reina y Madre, fue mi abuela quien nos presentó mucho antes de que yo tuviera el gran honor de poder postrarme a tus pies. Me hablaba de su tierra natal y de su Madre Protectora con esa sencillez, esa dulzura, esa humildad y ese profundo fervor del que con tanto acierto presumen los puebleños. De forma inconsciente, y siempre acompañada de esa forma de decir tan característica de las gentes de estas tierras, me contagió ese amor y esa sentida devoción hacia ti, Señora. Cuando aún yo no había tenido el gran privilegio de admirar tu bella estampa en el Cerro del Águila, cuando todavía no había podido rendirte mi alabanza más sincera, te sentía ya dentro de mí, guiando cada uno de los pasos que marcaban mi destino.

Nací en Cantabria como podría haberlo hecho en Cataluña, País Vasco, Alemania o Suiza. Hija de emigrantes, de una de esas familias vinculadas a la mina, a Las Herrerías, crecí en una hospitalaria tierra que, sin embargo, no consiguió que mis progenitores olvidaran su Huelva natal. Cualquier momento era bueno para recordar anécdotas, vivencias e historias que, de una forma u otra, hacían referencia a ti, Reina del Andévalo.

Con el tiempo y aún siendo una niña vine por fin a conocerte. Todo me parecía mucho más hermoso, mucho más grande que en las viejas fotos que me mostraban. Verte en persona, cara a cara, era un sueño para mí cumplido. Mi padre siempre dice que cada uno te reza como sabe y yo, Virgencita de la Peña, decidí hablarte de tú a tú, con todo mi respeto y cariño, tal y como se habla a una madre a las que tanto hay que agradecer.

Han pasado varios años desde aquella primera visita. Mi abuela ya está a tu lado y, junto a tantos otros, sigue cuidando de toda su familia. En mi caso, se hizo realidad uno de mis grandes sueños: el de residir en esta tierra para poder rezarte y darte gracias en tu santuario con una asiduidad impensable hasta entonces.

Ahora, estamos en el prólogo de tu romería. Unos días donde más que nunca te conviertes en la gran protagonista, unos días en los que el semblante de todos tus fieles irradia felicidad y devoción, unos días en los que todos acuden en masa para rendirte cordial pleitesía. La romería tiene tantos momentos como devotos, pero si tuviera que elegir sólo uno, ése transcurre cada Lunes romero cuando tus hijos, después de la procesión, vuelven a depositarte cariñosamente en tu altar entre cantos, vivas y rezos, a sabiendas que hasta el año siguiente no podrán volver a pasearte por ese privilegiado entorno que escogiste para convertirte en Reina. Este año, siempre con tu permiso, volveré a estar ahí, junto al resto de tus devotos, rezándote y gritando con voz queda el más bello e intenso himno de amor: "¡Viva la Virgen de la Peña! ¡Viva tu santísimo hijo! ¡Viva Puebla de Guzmán! ¡Vivan los mayordomos! ¡Vivan tus devotos!".

Y una vez tras otra, hasta que las voces quiebren, un infinito eco resonará por todo tu templo sin que nadie se canse de repetir ¡Viva la Virgen de la Peña!.

Nota del autor: Es mi pequeño granito de arena en la revista de la romería de la Virgen de la Peña de este año, que por fin me he animado a participar. Ya que es algo muy personal que comparto con vosotros, se aceptan comentarios... y de todo tipo, sin acritud

5 comentarios:

ladolcevita dijo...

Muy bonito tia. Parece que os ha dado a las dos por escribir ayer,jajajaja.

Una conformista vital dijo...

Jajajaja, si, ya sabes, que yo por mi misma no soy capaz de hacer nada. Menos mal que está Ella...
Además, es una exclusiva que la revista aún no ha salido

Anónimo dijo...

JODER, ME HAS DEJADO IMPRESIONADA COMO ESCRIBES, NO SE SI SERA INSPIRACION DIVINA O QUE PERO OLE OLE OLE

Anónimo dijo...

guau, gema, te mereces un aplauso. Me has dejado parapléjica, no sabía que escribías así de bien. me ha encantado. de aquí en adelante te podrías hacer cargo tú de la revista entera, no? lo mejor de todo es que lo que has plasmado ahí son tus vivencias, y no sólo como ve la gente la Virgen de la Peña. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

hola gema.
soy antonio de la puebla de guzman y me gustaria poder hablar contigo de este articulo mi correo es:
amp1978@hotmail.com
un saludo