157. Y luego me llaman a mi loca

Resulta que anoche cuando me dirigia hacia mi casa por una de las avenidas más grandes de Huelva -tiene cuatro carriles- me encuentro con una escena que parecía sacada de un gag humorístico. Hace unos días han puesto a lo largo de toda esta avenida diferentes pasos de cebra para conectar ambas aceras (en medio hay una mediana floral). Bien, pues me veo a un nota (dicho en andaluz, un pavo en cantabro y un chico de unos treinta años para el resto) dedicado exclusivamente a ir de un lado del paso de cebra a otro, intentando que todos los coches que pasaban aminoraran su marcha o incluso se detuvieran... y solo en dos de los cuatro carrilles.

Imaginaros la escena, estaba en la mediana parado. Veía que se aproximaba un coche y se disponía a pasar. Ahora, desde elotro lado. Se estaba quieto, veía acercarse un coche y zas, volvía a emprender su cruzada personal contra los vehículos de tracción mecánica (¿era así, Karen?).

Y pobrecito del que frenara en seco que el pavo se ponía a bocearle y a amenazar al conductor de turno con sus puños. Un auténtico show. Yo estuve un rato mirando el espectáculo y fisgando a ver donde estaba la cámara oculta pero la verdad es que no la ví.

Y luego me dicen a mi colgada... al menos yo no tengo conductas suicidas porque es que hay cada uno por ahí suelto...