02 diciembre 2008

264. De lo divino y de lo humano

Divino: En su segunda acepción maravilloso, extraordinario...

Humano: De la humanidad o el ser humano, o con sus características

Si las juntas en una misma conversación podríamos estar hablando de 'dimanos' o de 'huvinos'.

Asi podría resumirse mi último descanso, dimano o huvino por todas partes. En casa, con los y las colegas, con el portátil, en la calle, en el supermercado, en el cine... Conversaciones intrascendentes alternadas con otras de trascendencia vital que nos permiten soñar, ilusionarnos, ser un poquito más felices cada día o, al menos, intentarlo.

En eso yo creo que consiste todo. Sé que lo he repetido infinidad de veces pero ¿por qué preocuparse tanto por el mañana? Seguro que si te obcecas en el qué será de mi vida, en mejorar de cara al futuro, dejas de apreciar lo que te ha pasado hoy, sin importar su dimensión. Tampoco se trata de vivir la vida loca, no, eso tampoco es bueno. Se trata de lograr el equilibrio. Una palabra preociosa, por otra parte, aunque muchas veces parece que lo vayas a perder en la cuerda floja que resulta a veces la existencia. Uy, me ha salido un poco profundo.

Una conversación en torno a, yo que se, los diferentes sistemas de calefacción de un hogar, por ejemplo, seguro que está llena de matices. Y mirad de lo que os hablo, la chispa de la vida está en encontrárselo, en saber que cada momento es importantísimo porque ya es casi imposible poder borrarlo de tu vida. Yo no creo que nada sea intrascendente, cada cosa tiene su intringulis, su misterio... y va desde un gesto, una palabra, una mirada o, incluso, el mi muy querido silencio, que también tiene infinitas posibilidades.

Hoy he estado pensando todo esto mientras decoraba mi casa... de navidad, claro. No podría explicaros todas las imágenes que se me han venido a la cabeza al sacar los adornos del árbol. Diez años metidos en una caja sin que nadie los hubiera abierto y, ahí, intactos como siguen, unos más que otro, jajajaj, me han contado historias pequeñas, cotidianas, me han contado mi propia historia. Ha sido como desenterrar parte de mi niñez.

Las imágenes y los recuerdos, con conversaciones incluidas, han aflorado de esa parte de la memoria tan inaccesible que hay veces que resulta imposible llegar a ella. He visto a mi madre comprando una manzana dorada, una de las últimas adquisiciones de aquella época; he visto a Karen, aún siendo una niña de no más de 5 años, enfadada porque no poníamos los adornos donde ella quería; he visto a mi hermana llegando con espumillón plateado para que ningún hueco se quedara vacio:he visto a mi abuela, qué momento, por dios, trayendo reyes de chocolate que se colgaban en el árbol y no se podían comer hasta que sus majestades nos dejaran los regalos; he visto a mi padre, tumbado en su sofá mirando el resultado del trabajo y he visto a mi familia en torno a la mesa de nochebuena, a mis vecinos mirando el portal de belén, a mis primos jugando con las figuritas, al rey dando uno de sus discursos de nochebuena... y si, también me he visto a mí, adelantando a los camellos para que llegaran a Belén el día estipulado.

Hay mucha gente a la que no le gusta la Navidad. Por distintas razones. Debe ser duro perder a alguien querido y que se aproximen estas fechas tan familiares, una de las razones principales. Sin embargo, yo creo que por eso, por la memoria de esa persona que tanto fue para nosotros, debemos mantenerla viva, disfrutarla, sentirla, independientemente de tus creencias y del consumismo generado, a pesar de que sea cierto que hay muchisimos días en el año para demostrar lo importante que para ti es quien está a tu alrededor. Es una forma de que vuelvan.

Mirad lo que me ha pasado a mi con un simple árbol. Vale, igual que con un arbol me puede pasar con infinidad de cosas pero ha sido un cúmulo de vivencias pasadas condensadas en una caja, con muchisimo polvo, por cierto.

Mi madre perdió su ilusión por la navidad hace muchos años. Cuando comenzaba a recuperarla, volvió a perderla pero, ahora, de nuevo, me siento satisfecha por haber vuelto a contagiarla. ¡Me va a traer el árbol que teníamos en Huelva!!!

Hoy es 2 de diciembre de 2008. Este año no vuelvo a casa por Navidad. Ya estoy en ella.

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