23 mayo 2012

508. Londres (II)

El lunes amanece lloviendo. Cogemos los metros pertinentes con destino al puente de Londres y a su torre pero antes paseamos por la city. Es impresionante todos los edificios de oficinas y ese ambiente apresurado que se respira. Está todo lleno de negocios de comida para llevar, comida basura para ejecutivos copn prisas.

¡Me gusta mucho esta zona pero solo de turisteo! Después vamos hacia la torre de Londres y a Santa Catarina, un atraque de yates privados que nos ha recomendado I. y que pese a estar cerca de la city te transporta a otras sensaciones de mas calma y paz.

Decidimos entrar en el puente de Londres (ocho libras la entrada y no sirve el carné de periodista). Las vistas desde arriba son espectaculares, ¡lástima que el día no acompañe! Dentro del puente te explican su proceso de construcción y hay una exposición sobre distintos tipos de puente. Además, en el otro ala, los Juegos Olimpicos se erigen protagonistas.

Con la entrada, tienes derecho a visitar la zona de máquinas. ¡Curioso el mecanismo para elevar las dos alas!.

La lluvia no cesa y buscando una estación de metro pasamos a la otra orilla de la torre con eficios industriales reconvertidos muy chulos.

Decidimos cambiar los planes y visitar el Museo Británico. Cogemos en sus alrededores. El Museo es impresionante. No sabes por donde empezar a mirar, ni qué quieres realmente ver. Acostumbrada a edificios temáticos, tal variedad de información me aturulla. Al fin puedo ver la piedra roseta y vuelve a entusiasmarme la parte griega de la exposición.

El British siempre está atestado de gente, es un buen lugar al que ir cuando llueve, pero con calma, sin prisa pero sin pausa para descubrir todos sus recovecos. ¡Es lo que tiene que sea gratis!

Tarde comercial. Paseito por Oxford y Regent St. y parada obligada en Harrods, con sus escandalosos precios y sus escaleras singulares. Es mi santo y me empeño en comer en un KFC, una cadena de comida basura con el pollo como protagonista. Hemos visto mil pero ahora que es cuando la necesitamos no encontramos ninguno. Los que señalan los mapas están cerrados o ya no existen y cuando encontramos uno resulta que solo es para llevar. Acabamos por la zona de la Casa de Baden Powell y descubrimos un pub estupendo, dos pintas más que caen al estómago tranquilamente.

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