30 mayo 2012

509. Londres (III)

El martes vuelve a llover. Londres ya no es tan gracioso. Es el día que tenemos pensado ir a ver el famoso cambio de guardia, que es a las 11.30 horas. Hay menos gente que el domingo. Damos una vuelta por los parques y jardines próximos y da la casualidad que vemos a la mismísima reina de Inglaterra saliendo en coche de palacio.

El cambio de guardia acaba siendo soporífero, un rollo interminable que no acabamos de ver, aunque sí es cierto que hemos pillado un buen sitio. Cogemos de nuevo las bicis y vamos hacia el museo de ciencia natural. El edificio es impresionante, ¡Me encanta! Pero lo de dentro supone otro batiburrillo de cosas. Decididamente, ¡soy de ver museos en una hora!

No deja de llover. Cogemos el metro hacia Covent Garden y de ahí vamos andando hasta el london Eye, a comer a uno de esos restaurantes que hay junto al río. Sigue lloviendo.

Luego vamos a la Tate Modern. Otro edificio impresionante. Puedes deambular por las diferentes plantas viendo la colección permanente pero para las temporales hay que pagar. Hay wifi y estamos allí mucho rato. Estos ingleses saben mucho. En cada planta practicamente hay una cafeteria y una tienda de regalos.

Fuera, The Globe, el teatro de Shakespeare te traslada a otro tiempo, a otro ambiente. Todo se mezcla en Londres y en esta parte de la ciudad se nota ese carácter cosmopolita.

Vamos en busca de metro pero  no encontramos ninguna boca y acabamos refugiándonos de la lluvia en otro de esos míticos pubs donde londinenses y residentes apuran las jornadas laborales. Hay cerveza japonesa y también la probamos. También una de fresa. El día no está para mucho. Sigue lloviendo y cada vez más.

Decidimos ir para nuestro barrio, a Clapham South y tomarnos en ese bar que siempre está lleno la última de las cervezas de la escapada londinense.

Ya se acaba lo bueno. Hago recuento y para mi merece la pena, siempre merece la pena viajar.

Pienso en cuando será el siguiente con A., pero hay cosas que es mejor no pensar.

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