110. Entre mierdas y rebajas sevillanas

Bueno, bueno, bueno, ayer, por 24 horas me convertí en compradora compulsiva. Madre mia!!! ¡Qué sensación! Tirar de la tarjeta de crédito sin remordimiento... bueno sin remordimiento en ese momento cuando llegue finales de mes me acordaré de mis compritas... Destino: Sevilla, el paraíso de las compras como Vila Real de Santo Antonio (Portugal).

Sevilla, por cierto, está imposible. A las obras del metro hay que sumar ahora que están levantando calles para hacer aparcamientos. Una de ellas José Laguillo, mi arteria principal para aparcar en la capital hispalense.Yo con mi Bartolo, mi coche, que ya va solo por esas calles flechaito para su sitio de aparcamiento, me encuentro que no puedo pasar... ¡Dios mio!! Primera odisea. Como llego a mi 'sitio de aparcar' sin morir en el intento. Una calle, otra calle... ¡Arggg, donde coño estoy!!! Después de 20 minutos de dar vueltas, llego a mi zona de aparcamiento, al lado de Santa Justa. Todo ocupado y los sitios que hay libres no son aptos para mi GRAN TODOTERRENO (jeje) Vamos, que yo necesito tres metros mínimo para meter el coche. Después de otro cuarto de hora, ya desesperada, vuelvo a un sitio que habia fichado antes y que nadie me ha quitado y me armo de valor para aparcar. Tras veinte maniobras y el gorrilla de turno desesperado consigo meter el Yaris en el aparcamiento. Si, ya sé aparcar en línea.

El Corte Inglés, Esfera, H&M, ZAra, Stradivarius, Berska, Mango, Anika, Cortefiel.... entro en todas las tiendas aunque me resigno a mirar prenda por prenda como hacen algunas.... y no digo más. Un bikini, un vestido, un pantalón corsario, un pantalón corto, una camiseta escotadísima, otra más discreta, bragas, sujetadores y unos zapatos: el resultado de la compra. De mis pies prefiero no hablar.

Marta me acompañó durante la comida, afortunadamente porque lo de tomar un café sola vale pero comer sola es un total aburrimiento. Puesta al día, ya la veo como una funcionaria cargando de adolescentes hormonalmente superados, en un pueblo de Huelva, quien sabe... Comida muy rica y muy barata y llenó mucho. Café y Marta vuelve a sus unidades didácticas y yo a las tiendas.

Voy buscando el vestido para la boda de Lorena pero encuentro de todo menos el vestido. Me cago en la leche!! Ya estaba saliendo demasiado bien el día. Vuelvo a huelva sin el vestido pero aún queda mucho tiempo de rebajas.

Quedo con Fran a las 6.30 pero llego con tiempo al lugar de encuentro y como ´llegó con tiempo decido recompensar lo bien que lo he hecho con un pedazo helado del Mc Donalds, con chocolate caliente, nata y almendritas. Ummm, me relamo de gusto. Llega Fran, que ya está haciendo méritos de futuro maridito, vamos que ya cuenta con la típica barriga cervecera de los futuros esposos. Ya no es un tirillas, se nota que se mete unos buenos bocadillos todos los días para el cuerpo. A fran hacia dos años que no le veía y fue en Santander... ay que ver las coincidencias de la vida. A pesar de sus kilitos de más, jajaja, sigue como siempre. Igual, igual. Chistes malos y comentarios escatológicos como su última hazaña en una tienda de su pueblo. Resulta que va con su novia a que ésta se compre ropa y no se le ocurre otra idea que tirarse una ventosidad en el interior del establecimiento textil con tan mala suerte que viene con sorpresa y se, para que seguir omitiendo datos, se caga enterito y tiene que salir corriendo hacia su casa ante la cara de expectación de su novia y de la empleada de la tienda. La pobrecita que no sabe donde se mete se plantea en ese momento si de verdad quiere compartir el resto de su vida con un pedorreta. Ja,ja,ja ¿qué? Era o no era capaz de contarlo, Franeti? Afortunadamente para mis pies, tiene la gran delicadeza de llevarme donde yo habia dejado a Bartolo, GRACIAS FRAN, y regreso con mas bolsas que Julia Roberts en Pretty Woman a Huelva. Eso sí, sin lo que había ido a compar. Suele pasar.