27 agosto 2007

184. Parando el tiempo

Hay muchas películas que tratan sobre la posibilidad de parar el tiempo. De hecho, Superman, que es el primer ejemplo que se me viene a la cabeza, lo hacía a menudo para evitar que los malos se salieran con la suya.

Desgraciadamente, yo no soy ningún superhéroe ni tampoco la protagonista de ninguna película hollywoodiense aunque sí la estrella de la cinta de mi propia existencia. Sin embargo, en estos momentos pagaría por tener ese don, por tener un mando a distancia que al accionarse parara el tiempo. Pero solo el tiempo, no a las personas, durante un par de horas. No pido más.

Pensándolo bien sí, voy a seguir pidiendo o... soñando, que para algo que es gratis habrá que usarlo con frecuencia. Siguiendo con los inventos también me encantaría fabricar una máquina capaz de teletransportarme cuando yo quisiera en poco más de cinco minutos a cualquier punto del país que se me antojara. Pero esa máquina solo sería mía, mía y de nadie más. Solo un puñado de personas podrían saber que existe y la inventora, osease la que esto escribe, podría en determinados momentos dejarla en usufructo a quien ella creyera conveniente.

Y eso, que estoy muy muy muy muy contenta. Una sonrisa ilumina mi cara cada mañana (uppsss, parece la letra de una canción) y lo mejor de todo es que tengo los pies en la tierra y que los pies sujetan todo mi cuerpo, cabeza incluida... y a pesar de ser consciente de la dura realidad, estoy feliz... Extremadamente feliz

1 comentario:

Anónimo dijo...

como me alegro. Te lo mereces. Muchos besos.
María