222. El desembarco

El viernes por la noche llegó la primera señal que reafirmaba lo acertado de mi decisión. Me ha tocado el Euromillón!!!. Bueno, puntualizo, tres de los números coinciden con los de mi papeleta. Yo que nunca he sido de juegos llevo un mes tentando a la suerte con dos euros cada semana y esta, precisamente esta, he sido agraciada. Por primera vez vi el sorteo en directo y diosss, el primer número lo tengo, el segundo también, el tercero también... menudo momentazo!!! Llega el cuarto y quito mi pulgar del botón de llamada del móvil. Tenía el número preparado para llamar a mi nuevo jefe y decirle: "pisha, que he pensado que en vez de trabajar en el periodico lo voy a comprar directamente" Pero no, ese sueño no se cumple, al menos de momento.

Tras un idílico viaje en autobus, (Bartolín podría haber pasado perfectamente por un bus de Alsa con línea Huelva-Santander) llegué a casa, a mi hogar, donde ya me esperaban Karen y mi hermana dispuestas a subir maletas hasta un quinto sin ascensor, la segunda más predispuesta que la primera, todo hay que decirlo. Con la mejor de mis intenciones, y también porque necesitaba ayuda con las maletas,jajaja, llamo a Inés, María y Ruth para ver si sus almas caritativas venían a mi... Solo Inés sucumbe a mis ruegos y Javi. Cumplen como auténticos campeones. El resto acude a la llamada, tarde, pero acude. Gracias, chicos.

Primer café juntos. Los miedos desaparecen cuando tus amigos te lo ponen todo tan fácil. Esta vez no parecía que me hubiera marchado, todo para mí ha sido distinto. No he podido evitar hablar de lo que he dejado en Huelva y de estos últimos días donde me he sentido tan querida y arropada por compañeros, amigos y familia.Tengo la sensación de que les aburro un poco pero seguro que me entienden.

Primera caña con Inés y María en el Sanbe y ya el primer día llegan impuntuales a la cita. Ruth está en la barrica con rober y le ha dicho a Ines que nos pasemos a tomar algo con ellos. Que coraje, perdón ya debo decir rabia que estoy en la tierruca, me da que la nesi me pregunte siempre que si me apetece. ¿Le preguntas eso a Maria? Su respuesta es negativa. Pues entonces a mí tampoco, que yo ya no estoy de vacaciones aquí. Decidimos ir y de camino, María recuerda que tiene en el piso de Inés una cazadora y subimos a buscarla. Inés quiere, de paso, enseñarme los rodapies y la habitación que ya ha pintado de verde. No tiene llave del portal. Se la ha dejó a su madre el otro día. Nos abre una vecina y subimos. Abre la puerta, llegamos al salón, enciende la luz y... ¡¡¡SORPRESA!!! Bea, Sara, Blanca y Ruth están alrededor de una mesa llena de comida. Aún no he podido cerrar la boca. Ahora empiezo a entender todo. Si hasta mis padres en Huelva sabían de la fiesta... Ahora se porque mi hermana no me invitó a Vargas, porque María se fue con Inés mientras me duchaba, porque se empeñaron en ir a la Barrica, porque llegaron impuntuales...

Creo que no me merecía un recibimiento así, sencillo pero a mi parecer inmejorable. Me han engañado completamente. Jamás hubiera esperado esto. Me lo habéis puesto muy muy complicado para recompensaroslo. Habeis conseguido que olvide mis nervios y mi angustia y disfrute de la velada, para mí entrañable. Todo sigue igual. Bueno, a Bea la he visto mas guapa, no se por qué porque la ví hace un mes, quizás las gafas. Noche de charla, de breve puesta al día y de conversaciones intrascendentes en muchas ocasiones pero para mí absolutamente necesarias. Cuando queremos irnos son ya las 2.30 horas. El sueño y el cansancio del viaje empiezan a vencerme, a mí y al resto, y levantamos el chiringuito. La cena un éxito, por cierto. Nunca he entendido porque se vuelcan así conmigo pero siempre consiguen emocionarme, aunque quizás no sepa demostrarlo en ese momento. Si me hicieran definir el término amistad, yo lo tendría supermega facil, lo definiría con nombres propios, los suyos. Sin embargo, yo llevo casi una década entendiendo las amistades de otra manera y no sé si cumpliré ahora de nuevo con ellas.

Inés y María se han empeñado en que hoy vaya a Lierganes a tomar el blanco pero no me he visto capaz. Se que iba a estar muerta y tengo que organizar mi casa. A veces la confianza, excesiva en ocasiones, hace que me sienta comoda para largar cosas que quizas me tuviera que callar como por ejemplo cuando les he dicho que tengo muchos días por delante, que me están estresando o que que guay que tengan acampada el fin de semana que viene, que así me quedo tranquila. Luego lo pienso y encima que lo hacen con la mejor de las intenciones, lo sé, yo las contesto alegremente esa borderia. No lo hago con mala intención pero es que estoy pasando de nada a todo y va a costarme, necesito un periodo de adaptación. Reconozco mi egoismo en esos casos y lo peor es que sé que va a ser asi durante un tiempo. Lo siento!

Por la tarde han venido a buscarme porque encima les pedi que me acompañaran a Santander a inspeccionar donde esta mi nuevo curro. ¡Nos hemos marcado una agradable ruta turistica y estoy perdida, muy perdida. Y ahora, gracias a San Wifi estoy relajada y haciendoos participes de este feliz desembarco que auguro sera inmejorable, gracias como siempre a estos tesoros, todos y cada uno de vosotros, que tengo como amigos.

(PD. El tono pedorro de mis últimos post expiará proximamente. Puedo prometer y prometo)