223. Día I

Sé que me han dicho que vaya de 10 a 11 pero no puedo evitar llegar a Santander a las 09.40. Como me parece muy pronto para entrar ya a la oficina, decido inspeccionar los establecimientos de la zona y solo veo bares y una fruteria muy barata que ya he apuntado en mi agenda.

Al filo de las 10 entro en lo que será mi nuevo segundo hogar. No hay nadie. Solo los obreros, un informatico y el maquetador. Primera toma de contactos. Hablamos del viaducto y de todo lo que se adelanta.

Llegan los altos cargos. No tienen nada que ver con lo que yo me había imaginado. La primera impresión muy muy buena. Algunos más que otros claro pero en general muy bien. Me enseñan el local, aún destartalado, y me dejan charlando con el tercero de a bordo. Un tipo peculiar y muy muy simpático, ¿estoy en Cantabria? Primer alegría de la mañana: voy a hacer lo mismo que en mi anterior trabajo pero también seré refuerzo cultureta. Primeros miedos pero bueno todo es empezar. Todo es más serio que lo que he hecho hasta ahora. Me van presentando a mis nuevos compis según van llegando. Excelente impresión, todo en su justa medida, más adelante ya veremos. Me facilitan mogollon de telefonos para empezar a trabajar y me agobio, me agobio mucho, no sé por donde empezar. Primera reunión de acojono con los 'grandes' de Madrid. Pufff, miedo en el cuerpo.

Mi compañera tiene buena pinta. Está igual o más perdida que yo. No sé si es un alivio o un punto más a sumar a la tortura. Encima no se incorpora hasta la proxima semana. Ufff, que va a ser de mí. Es maja, mayor que yo.

Hablando, hablando se me pasa la mañana. Por la tarde, comienzo a hacerme mi agenda propia y a llamar a la gente. Recibo varios mensajes de apoyo. Ohh, que ilu!! A las 21, un compañero, el que más me ha ayudado, me dice que si voy con ellos a tomar unas cañas. Le digo, por supuesto, que si. No es plan de quedar mal desde el primer día. Nos reunimos en la que ya es nuestra sede social. No me siento integrada porque ellos ya se conocen pero se preocupan porque este bien. Llegan los jefazos y todo es muy ameno, tanto que no llego a mi casa hasta las 12 de la noche y a base de cervezas sin alcohol, inconvenientes de llevar el coche. Sin embargo, hay algo que si es distinto, el humor, el tono de las conversaciones, los chistes, no sé cuando hablan en broma y hablan en serio.