25 abril 2008

230. El niño y el peluche

Había una vez un niño pegado a un peluche. Iba a todos lados con el peluche. No podía hacer nada sin él. Andaba como él, maullaba como él, miraba como él, comía como él...

Su entorno siempre creyó que era como un totem, un Dios preciado y querido por el pequeño y dejaron que todo siguiera su curso. "Ya se le pasará", decían. Tarde o temprano madurará.

Pero el niño iba creciendo y crecía y crecía y en vez de separarse del peluche, lo que hizo fue estar cada vez más cerca de él, sintetizarse en una simbiosis abrumadora hasta tal punto que llegó un momento en que resultaba muy dificil diferenciar quién era el peluche y quien era el niño.

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