172. Patinaje 'casi' profesional

1-. ¿Quién tachó de mentirosas a Inés y María?
2-. ¿Quién dudó de que ir a Parayas a patinar era sinónimo de tomarse una cerveza en la terracita del bar?
3-. ¿Quién pensó que no seríamos capaces de volver a los años de instituto?
4-. ¿Quién creyó que no habíamos recuperado aquellos patines de antaño que los más pequeños miran con asombro?
5-. ¿Quién apostó que no seríamos capaces de dar la vuelta a Parayas?
6-. ¿Quién aseguró que íba a ser una afición de un solo día?

Si han ido respondiendo 'YO' a las seis preguntas.... piiiii, la han cagado. Solo una de ellas admite el famoso 'Yo' como respuesta correcta. ¡Qué coño! Si es que somos una máquinas del deporte... Y aquí teneis el testimonio gráfico que demuestra nuestra verdad absoluta. De izquierda a derecha, las grandes, las fantásticas, las auténticas, las irrepetibles, las geniales, las maravillosas María, Gema e Inés demostrando su arte en esto del patinar. Por cierto, qué buenos culos tenemos, eh?

Antes de iniciar el recorrido, tocó sesión de reparación. Diez años (mínimo) sin coger los patines hacen su estrago y los míos, for example, tenían suelto un freno. Y aquí está el mecánico en boxes arreglando el desaguisado. Por cierto, Mari, cuídame los patines que siguen en tu casa móvil (creo que en el trastero). Lo que sí siento es que dentro de la bolsa de patines también están los calcetines que he usado y que Dios te acoja en su gloria cuando abras la bolsa. Dos opciones: ni la abras o ponte una mascarilla y tira los calcetines directamente (además eran unos que tenía en Asti desde tiempos inmemoriales). O mejor aún, si te quieres vengar de alguien, ya tienes el instrumento de tortura perfecto...

Vale, sí, os lo cuento. De todo lo anteriormente escrito lo único que no conseguimos fue darle la vuelta completa a Parayas pero fue porque llevábamos a la testigo de excepción para que nos inmortalizase (Blanca) y ella iba andando que si no...