119. El regreso del chico del excusado

Más de uno estariais esperando que contara las peripecias del tercio del Equipo A por tierras onubenses pero para eso habrá que esperar. Hoy es uno de esos días en los que no pienso en toda la gente que lee esto y porque me apetece desahogarme y contaros mi historia con el chico del excusado. Me encantaría poner un enlace para que pudierais leer la primera parte de la historia pero como no tengo ni la menor remota idea de como se hace pues solo os dire que fue uno de los primeros post que escribi allá por julio del año pasado de un chico que, repito, solo me parecio interesante.

Tras el ridículo inicial del año pasado cuando mis amigos del pueblo intentaron actuar de celestinos sumiendome en el más grande de los ridículos y ocasionando (aunque bueno tampoco quiero echarle toda la culpa a ellos porque no es justo a mi edad que me escude en los demas) y ocasionando que no fuera capaz de mirarle a la cara, salvo fugaces miraditas con tecnica del oso amoroso incluida, por fin este año he conseguido sobrepasar la muralla de la verguenza y hablar con él.

Todo empezó el domingo por la mañana, después de toda la noche de feria. Por la discoteca ya solo estábamos Sara, Hartmann (si no se escribe asi, perdoname) y yo. A las nueve o así decidimos ir a tomar los churros pero mira tu que casualidad que en uno de los laterales de la discoteca estaba el chico del excusado (a partir de ahora cani o caniche) solo completamente. Total que salimos de la discoteca, planteo el asunto a mis amigos y ni corta ni perezosa entro, voy directamente donde el y le digo "Vamos a tomar el cafe con churros, ¿te vienes?" No me digais que no es una forma original, o por lo menos directa como si le conociera de toda la vida. Él rehúso mi oferta pero entabló conversación conmigo y ya estuvo hablando conmigo durante un tiempo largo, largo. Con la poquita dignidad que me quedaba y cuando note que el diálogo estaba llegando a su fin, me despedí de el y nos fuimos a tomar el café.

A la siguiente noche, le tocaba a él acercarse... y para mi asombro lo hizo. Vino a preguntarme si al final habiamos comido los churros. Que ilusión!!! Y seguimos nuestra conversación trivial sobre no me acuerdo bien de que (que narices si que me acuerdo pero asi lo hago mas corto).
Antonio le invitó a una copa y a los 3 minutos Barbara y yo fuimos a su lado a la barra a pedir también copa y al final nos quedamos alli charlando como si ya fueramos colegas.

El lunes fue una noche de impás y solo nos dijimos un escueto 'hola' y de lejos. Yo estaba muerta y a las 7 me tuve que ir para casa porque trabajaba al día siguiente.

El martes, ya estaban María e Inés por aqui, me tocó acercarme a mi, aunque debo decir que se colocó justo delante de nosotros. Pero ya como si fuera una sinverguienza pues me acerqué a hablar con él y de paso para presentarselo a Maria e Inés, faltaría más!!! Pero al rato desapareció sin dejar rastro...

Y ya acabo. El sábado nos saludamos a escasos cinco metros con un "hola, que tal. Bien. Aqui estamos. Que tal tu? Bien" y ayer ya fue el colmo. No sé donde voy a acabar llegando. Esto no es propio de mí.

Resulta que yo estaba con Lole, Rosi y Sara en la terraza de La Bomba, uno de los bares de la puebla, que está pegado al otro, cuando de pronto veo entrar el cani con su amigo en la cafetería y sin cortarme un pelo, le digo a la rosi que me de dinero que yo la saco tabaco y en vez de ir a la bomba, mi bar, me metí en la cafetería para saludarle. Tenia inventadas mil excusas pero no me hizo falta ninguna. Allí fui yo, él se pensaba que solo le iba a decir hola pero NO, volvi a superar mi timidez y me plante alli a darle conversación... pero no tenia la suficiente.

Ahora si que me ha dado verguenza escribir esto pero es que los juegos estos de seducción no son lo mio. De todas formas que conste que quizás él pase de mi totalmente, pero mirar me mira, me cachis en la mar... seguro que es porque se siente halagado en el fondo... Voy a darle a publicar para no romper mi regla de oro de que lo que se escribe se publica...