07 abril 2009

291. La llamada

Cuando llega el martes de mi descanso hay un momento horrible, bueno tampoco es que sea horrible, es el momento en que despiertas del sueño en el que te has visto envuelta durante cuatro largos días. Suele llegar pasadas las diez de la noche, aunque también es cierto que, en contadas ocasiones, llega antes de que el reloj marque esa hora. Significa también el fin de la que periodisticamente nosotros llamamos la 'happy hour', esa hora que transcurre de 9 a 10 y en la que la redacción, por lo general, es un caos de estrés, nervios y prisas por intentar cerrar en hora, una misión imposible la mayor parte de las veces.

Concretamente, es el momento en que mi compañera me llama por teléfono para contarme las previsiones del día siguiente, para comentarme las novedades, para repartir tareas, para devolverme, en definitiva, a la 'cruda' realidad, que en realidad no es tan cruda. Escuchar el tono del móvil, ese específico para cuando me llaman del curro, uno de los que vienen por defecto en los moviles, es volver a pisar tierra firme, saber que lo bueno se acaba, y cuando lo bueno ha sido muy muy bueno, despertar es difícil, complicado y duro, excesivamente duro. Es como volver a enjaularte, regresar a la guarida para invernar, como saber que el desahogo se acaba y que, de nuevo, tienes que estar pendiente del reloj, atenta al teléfono, mirando previsiones, pergeñando a quién le harás la entrevista de rigor, activando los cinco sentidos para que no se te escape nada, conformarte con recordar lo bueno vivido para que, otra vez, vuelva a estar todo bajo control. Porque ¿qué es mejor? ¿dejarte llevar o pensar?

Mi trabajo me gusta, me encanta diría yo, pero también me encanta tener libertad para poder disponer de mi tiempo, aunque mi tiempo se vaya mirando las musarañas, soñando o sonriendo constantemente sin saber, o a sabiendas, del por qué...

Otras veces me pasa más desapercibida pero hoy he sido consciente de esa llamada, sabía lo que entrañaba y he dejado de volar para comenzar a coger palitos, uno tras otro, para poder hacer mi nido. Sin embargo, esta semana es diferente. La voy a mirar desde otra perspectiva. Tengo un día libre en medio, así sin más, todo el mundo lo tendremos y mi periodo de trabajo tampoco va a ser tan largo como otras veces, un día menos, dos si contamos el viernes. Mis vacaciones están por medio pero antes de que lleguen tengo aún unos cuantos días libres, de viernes a lunes, para volver dos días y volver a respirar ¿sur?...

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