25 enero 2010

378. Zumo de piña

Ayer fue un día familiar, totalmente familiar. El motivo, o más bien la excusa, el santo de la 'matriarca' del clan.

De vermú, de comida en Novales, de café en Comillas y de paseo en Santillana del Mar, vamos, lo que viene a ser el periplo turístico de Cantabria por excelencia.

Y me lo pasé muy bien, la verdad, a excepción de la charla sobre mi futuro inmobiliario que me está empezando a agobiar que todo el mundo dé su opinión y en vez de buscar mi casa perfecta buscan que yo consiga para mi lo que es su casa perfecta.

Ayer volví a ser consciente de que bartolín comienza a ser una mierda de coche con todas las letras. Ayer mi padre me dejó su nuevo coche y a pesar de que tampoco es el cochazo del siglo, se nota la diferencia. Tu ese coche no lo conduces, sólo te dejas llevar, ¡qué pasada! Si por algo era el coche que a mi me gustaba!!!

Luego turno de cante con mi sobrina, un repaso pormenorizado a toda la discografía peñera, lo que viene siendo la virgen de la pena, vaya. Es impresionante cómo se acuerda, con lo atea que se me ha vuelto y con los años que lleva sin escucharlas, de todas y cada una de las letras de esas viejas cintas. Grandes momentos, si, señor, especialmente por la cara de satisfacción de mi madre... y que dure.

Y para rematar tarde de zumo de piña, echaba mucho de menos los días de zumo de piña, son buenos, muy buenos. A ver si no vuelvo al té rojo, que el zumo de piña mola más.

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