24 octubre 2011

490. Acorralada

Acorralada, así me he sentido esta mañana otoñal de octubre. Sin poder salir de la calle a echarme a caminar por la lluvia y con muchas horas por delante para mí sola.

Igual que la manzana en este frutero, rodeada de gente extraña, con la que no tiene nada en común salvo estar incluida en la etiqueta FRUTAS


¿Y por qué? Pues bien sencillo. Buscando un quehacer gratificante tras las rutinarias labores del hogar, decidí buscar en internet una clase on line de alguna actividad deportiva (aerobic, pilates, yoga...) y trasteando, buceando o navegando, a gusto del consumidor, pues encontré clases de ZUMBA, no lo había oido en mi vida pero el titulo resultaba atractivo y la explicación también pues se supone que al tiempo que haces deporte aprendes bachata, chachacha y demás bailes latinos.

Y allá que me fui yo al youtube para ver qué se cocía y con mi sudadera y mi pantalón de chandal.

El ceremonial ha sido también de traca. Al final me he decantado por plantar mi flamante nuevo portátil en la sala de estar, la salita, encima del equipo de música y en el rellano central, con espacio limitado pero suficiente, mi cuerpo que no mi mente ahí, dispuesta a aguantar el tirón.

PLAY. Y un chico sudamericano potentorro aparece en primer término con una veintena de féminas tras de él. Comienza la música, pachangueo puro y duro, de hecho, me sonaban muchas de las canciones, y todos a una como Fuenteovejuna a mover hasta el músculo más insospechado, ese que yo aún no se que tengo.

En ese momento, he empezado a preguntarme ¿Por qué la gente baila tan bien y es capaz de seguir así el ritmo? Me he sentido acorralada porque era la única que me perdía y pudo jurar y juro que no era una clase de cuerpos 10, ni mucho menos.

Total, que después de perderme por decima vez consecutiva he decidido ir a mi rollo, siguiendo los cuatro pasos fundamentales y punto porque si no no puedo bailar y cantar al mismo tiempo el 'Salomé' de Chayanne. Y ¿qué quereís que os diga? Ya de sufrir al menos que el sufrimiento sea entretenido y pueda desahogarme gritando a pleno pulmon 'Baila que ritmo te sobra, baila, que bailamé, acercate un poquito Salomé'...

Media hora me ha durado la broma y me he pillado una sudada monumental.

Aunque me sientas acorralada entre tanta perfección, ¡ya sé ha que dedicar las lluviosas mañanas de mis días de cierre!

No hay comentarios: