10 enero 2008

211. Mi dimensión y yo

Hay veces en las que decididamente no estoy 'en la onda' y, a diferencia de lo que pudiera pensarse, no por vieja (quizás más que vieja madura) sino por todo lo contrario.

Lo llevo constatando desde hace algún tiempo pero cada vez que voy a Cantabria lo certifico aún más. Será porque en Andalucía ya me he hecho a la idea de que el mundo gira en una órbita y yo en otra mucho más lejana. Pezones agrietados, menús diseñados a la carta, sofás estampados en teja o caldera (¿por qué coño lo hacen tan difícil?), cuentas viviendas, pisos de protección oficial, paredes pintadas en no sé que tono, estrías, metros cuadrados, sacaleches, vestidos de 3.000 euros, presidentes de comunidad, bautizos, alianzas, cesáreas, rolletes de 37 tacos, epidural, biberones, luna de miel, llantos, lloros... Sí todo esto te suena a chino, a años luz, ENHORABUENA, compartimos la misma dimensión.

Pero debes saber que si compartes mi dimensión y además estás cercano a la treintena o peor aún si ya la has superado lamentablemente empiezas a ser como una aguja en un pajar, un punto negro en una pared blanca, ese chupachus a la puerta de un colegio, un lince en cautividad, en definitiva, eso que tanto miedo daba en el colegio cuando temías convertirte en el centro de las burlas de tu compañero. Estarás en la dimensión de lo raro, raro, raro.

Así me sentí yo en casa de Sara cuando nos invitó a visitar su desde ya nuevo hogar. La tarde comenzó bien pero todo empezó a nublarse en mi cabeza cuando el tema enanos-que-cambian-a-la-vez-que-joden-tu-vida (algunos los llaman críos, niños, pequeños, nenes, babys, bebés... y bueno creo que tambien se les conoce como hijos) apareció en nuestra conversación. Diosss, donde se quedaron aquellas conversaciones sobre el pedo que llevaba ayer Fulanita en Solares, o aquellas otras sobre Menganita se ha liado con Escobito o simplemente esa sobre la última película que fuimos a ver ayer.

Podría pensar que mis amigas se confabularon contra mí pero teniendo en cuenta la oportuna visita de Jordi al ya domicilio de los Díez-Alonso (Sara nos invitó a conocer su nuevo hogar, mancillado a seis meses escasos de su boda) creo que simplemente fue la manera más sutil de echar lo antes posible a ese 'intruso' que aunque aguantó estoicamente la descripción de cómo se quedarán los pechos de su amada tras engendrar la primera criatura puso pies en polvorosa cuando la conversación tomó otros derroteros más escabrosos, aún si cabe.

No te acostarás sin saber una cosa más, dice el refrán, y oye de todo hay que saber aunque a mí en ese momento parecían que me estaban hablando de como hacen la digestión los ornitorrincos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias gema, yo tambien lo pase fatal, pezones agrietados? joder ya se me habia olvidado... por cierto cuando es la boda?

Anónimo dijo...

Gemi, yo estoy contigo. El post es cojonudo.
Maria.

La boda es el 14 de junio