14 enero 2008

213. Y luego la inmadura soy yo... JA!

Una referencia más a esa terrorífica (por las conversaciones) merienda en la flamante casa de Sara.

Me impactó tanto la conversación que allí se mantuvo que no pude evitar que a partir de ese momento y durante los días que le siguieron todos mis pensamientos tuvieran como protagonista a un pequeño bebé que no cesaba de llorar, que encima estaba todo cagado y que tras haber extraído toda la leche de mis agrietados pezones, empezaba a amenazarme con una viscosa vomitona que ensuciara mi recién estrenado vestido...

Tal fue el grado de 'intoxicación' que mi vida en esos días giró en torno a esa pesadilla que se repetía con frecuencia en mi cabeza. No estamos preparadas para asumir la maternidad, yo al menos estoy segura de que no, y para que mis-en-otra-dimensión-amigas pudieran realizar un examen práctico que en un futuro les ayudara a superar cualquier situación, comprendí que el mejor remedio era que realizaran un examen práctico.

Ví la oportunidad con la cena, iba a decir anual, pero en realidad la celebramos con más asiduidad, que tiene como escenario el salón de la Orconera. Como marca la tradición procedimos a agasajarnos con regalos del amigo invisible y, en esta ocasión, el regalo podría recaer en cualquiera de las participantes en la cena pues no iban a repartirse los papelitos con la agraciada con tu presente hasta después de los postres. Ni corta ni perezosa me dirigí a uno de esos chinos que pueblan nuestros municipios y ciudades y los ví allí, quietecitos, con su biberón en la mano y... no pude resistir la tentación. ¡Quería a esos gemelos! Así demostraría a mis amigas el berenjenal que es traer un niño a este mundo. Si eran capaces de cuidarlos, a los dos, tan solo esa noche, daría mi brazo a torcer al respecto y daría el diploma a la mejor madre a quien pudiera sacarlos adelante.

La beneficiaria (a estas alturas no sé si llamarla beneficiaria o qué) de mi regalo fue Nes-i (leído al revés) a quien el regalo no la hizo ni la más mínima ilusión. Sin embargo, comprendí que ella era fiel a sus principios y, a la primera de cambio, tal y como ella misma ya había vaticinado en más de una ocasión, soltó a los dos pequeños (a partir de ahora Jaume y Montserrat) y consiguió engañar a Guerre para que se ocupara de ellos mientras ella departía con el resto de comensales, cigarro y copa en mano.

El resultado... ¡diossss, hasta yo misma me averguenzo de tener que reproducirlo en estas páginas!, fue peor de lo que yo había pronosticado en un principio. Jauma y Monserrat lidiarán con un estigma durante toda su vida, el de la incomprensión, el del pasotismo, el de padecer la indiferencia de quienes le rodean y que se suponen iban a dotarles del más grande de los cariños. Las fotografías que aparecen a continuación así lo manifiestan. Sin más dilación, la dejo con ellas, a sabiendas de que estos hechos pueden ser denunciados ante el Defensor del Menor procediendo, en su caso, a quitar la custodia a su madre y/o aplicar una medida especial de seguridad que impida al resto de las amigas de la madre a acercarse a menos de 500 metros de Jaume y Montserrat:


Quiere ser la tita, la tata perfecta pero a tenor de esta instantánea, ¿quien se compromete a dejar a su retoño con una impasible mujer que acerca el vicio de la nicotina a un bebé que cuenta con tan solo unas horas de vida? A la izquierda, Blanca asiste aburrida a la escena, abriendo su bocaza y, sintiéndose cómplice del atentado suicida emprendido por la Guerre, decide hacer de tripas corazón y mirar hacia otro lado. A su derecha, Suki saborea su cigarrete y no seré yo quien niegue que quizás ella también haya compartido estos rituales satánicos y tabaquiles con la pequeña Montserrat a la que ya, sin comerlo ni beberlo, le han quitado al convertirse en fumadora pasiva, dos años de vida. Marisa, consciente de que está siendo captada, prefiere posar indiferente a la escena anteriormente descrita.

La segunda prueba es también irrefutable. En primer término, Solly intenta hacer rabiar al pequeño Jauma, que afortunadamente no se ve en esta fotografía, con el que ha resultado ser el juguete preferido del nene. ·Ella lo sabe pero impasible y con unas elevadas dosis de maldad, decide acariciarlo y abrazarlo haciendo sentirse a Jauma como el más desdichado de los infantes, apartado del mundo, rechazado del cariño... Detrás, Rufi, contempla la escena radiante de felicidad, con los pies encima de la mesa, sin inmutarse, feliz ante la desdicha del pequeño Jauma, a quien el trauma porque su mascota, 'Cuac', es preferida por sus titas políticas, acompañará durante el resto de su vida.
Nesi se despreocupa de sus obligaciones durante el resto de la noche. Es más, como si de un secuestro se tratara, los dos hermanitos, que más valdría que hubieran nacido huérfanos, son secuestrados en el maletero de un coche cualquiera donde es probable que aún permanezcan...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

IMPRESIONANTE!!!! No puedo decir otra cosa, eres la leche jeje
Por cierto han puesto nuestra foto en el blaster. Dejo aqui el enlace.

www.blasterbrazoscruzados.blogspot.com

INÉS

Anónimo dijo...

Gema, he de reconocer tu puntazo con los muñecos, pero más gracia tuvo aún cuando la que los recibió fue Ines!!! jajajajjaj.
Besos!!!
Marisa

Anónimo dijo...

Me muero de risa!!!! María, que madre está hecha. Joerrrf. Muchos besos Gema