216. Acojonada

Dicho mal y pronto. Lo siento. Este es ahora mismo mi estado de ánimo. Supongo que en los próximos 15 días, o incluso durante más tiempo, esto siga siendo así pero no veáis que sensación más mala es esta.

Tengo una angustia que me coge el pecho que no es normal. No soy niña, chica o mujer de cambios drásticos y aunque estoy orgullosa de mi decisión, de haberme echado para atrás estoy segura que me hubiera arrepentido toda mi vida, no puedo evitar esta sensación de no dar la talla, de no ser lo que ellos esperan allí en mi tierra, de no cumplir las expectativas.

Se que juego con la ventaja de la experiencia pero es experiencia en una sección distinta, en la que me he acostumbrado a mandar, a adoptar responsabilidades pero dentro de un trabajo que ya es rutinario y donde apenas escribo, simplemente me limito a corregir, a ofrecer temas y a maquetar... un apartado que nada tiene que ver con el día a día, incluso los titulos son distintos, no tienen que corresponderse con una realidad concreta. Todo esto va a cambiar y me da miedo no conocer la realidad de allí, me da miedo la labor que me encomienden.

No me considero una persona vaga pero cuando llevas tanto tiempo como yo con muchas horas libres en el trabajo da mucho respeto perderlo y tener que estar ojo avizor y mente abierta para que no se te escape ni el más mínimo detalle durante muchas horas dia a día.

Todo es la tensión que me embarga, lo sé, creo que necesito llorar para desahogarme porque esta misma retahila ya la he reproducido veinte veces, tantas como explicaciones he dado del cambio de mi vida. Sin embargo, cuando intento llorar, no me salen las lágrimas y ya no sé que hacer para disfrutar de estos últimos momentos en esta región donde he pasado los últimos 10 años de mi vida.