260. Alubias

¿Qué hacer un domingo? Yo, la verdad, si suena la flauta y descanso, suele ser, por lo general, un día perdido en mi vida. Si salgo la noche anterior, es ideal para la resaca pero si no, es una jornada tediosa donde la mejor opción pasa por arremolinarte en el sofá y ver pasar las horas pero esto después es una jodienda porque me entra los remordimientos de saber que he perdido el día.

Sin embargo, ayer no pasó esto. El sábado por la noche estuvimos de cena en casa de Jordi y Lucía, todo buenísimo Arguiñanos, aunque claro la mano Margari también tuvo su protagonismo, jajaja. Fue una noche tranquila donde de nuevo el Springuel se volvió a aliar con nosotros. Y tras una sobremensa ¡junglera' pues cada uno a su casa y dios a la de todos.

El domingo me levantó por tanto prontisimo, entendiéndose por pronto las 10.30 horas y llamé a mi hermana tras comprobar que aunque habia llovido parecía que el día aguantaba. Quedamos en que pasaria a buscarla sobre la 1 para irnos para Casar de Periedo, a una muestra de alubias que había.

Como comprendereis, teniamos plan alternativo porque de primeras asistir a la feria de la alubia pues no suena excesivamente bien. Pero nada de eso. Para empezar, había una impresionante cantidad de gente caminando y caminando por las distintas calles, empapándose de la idiosincrasia alubina. Fuimos a ver la exposición de la casa museo, nos entretuvimos en los diferentes puestos (Menudos tomates y menudas berenjenas que había, tamaño XXL) y fuimos a tomar el vermú con la idea de luego volver a las alubias (por dos euros te daban el plato de alubias, el cuenco de barro donde la echaban, los cubiertos y hasta un postre artesanal de esos que abundan en esta nuestra región). Sin embargo, cuando fuimos a comprar los tickets, ya no había alubias asi que nos recorrimos los puestos en busca de empanadas y de unos dulces que ¡oh, Dios mío! como no va a ser un placer esto de comer!!!. Áh, por la mañana nos tomamos también algo en uno de los bares que te daban como aperitivo borono y torto (la sangre del chon de matanza, que sabía a morcilla, y unas tortitas de maíz que bueno, no estaban mal del todo).

A las cuatro comenzaban las actuaciones y como con un chupito te regalaban el café pues como que tampoco le hicimos asco mientras sentadas en la bolera del pueblu escuchabamos las montañesucas. 'Has pasado de sevillanas a montañesucas', me decía mi hermana, pero, oye, a mi me gusta.

CUando el culo ya no respondía, de lo helado que se nos había quedado, decidimos levantar campamento e ir hasta CAbezón de la Sal, a ver si había ambiente. Negativo, totalmente negativo.

Asi que nos dirigimos a Los Corrales de Buelna que tampoco es que sea la alegría de un domingo pero bueno después de pasar cuatro veces por las mismas calles y de arrugar el morro ante pub que nos encontrabamos, ninguno cumplia nuestros requisitos, acabamos entrando después de cuatro vueltas en uno de los primeros que habíamos visto.

Y después la llevé a casuca que ya llega a una edad en la que no la conviene salir tanto (jajaj, como lea esto me mata).

Y para concluir la tarde, cafelito con Ines y María. A las 9.30 en casa pero con la satisfacción de haber disfrutado de un domingo cualquiera de un mes cualquiera.

Por cierto, María me ha chivado una dirección de internet donde ver pelis sin necesidad de descargarla. María, no sabes lo que has hecho!