Ayer fue uno de esos días que por extrañas circunstancias nunca se te olvidan. Ayer hizo nueve años que comencé a trabajar oficiosamente, hasta el 4 de noviembre no fue oficial según estipulaba mi contrato de antaño. Sí, hace nueve años accedía a ese universo laboral que ya me acompañará durante muchos años, al menos eso espero.
Mi madre diría, el día de la Virgen del Rosario!. Pues si, ayer también era el día de la virgen del rosario y ayer, por tercera vez consecutiva, emprendí una nueva batalla contra el tabaco. Es la tercera vez que recuerdo concienciadamente. Las dos anteriores también eran octubre y esta, la tercera, espero que sea de una vez por todas la definitiva.
El problema es que ahora tengo un handicap que antes me pasaba inadvertido. Ahora no quiero engordar. Ni un solo gramo y claro eso me genera una ansiedad por todos lados, increible. Sé que algunos kilos es irremediable subir pero yo ya como de por si poco, como para encima tener que comer menos.
Llevo un par de horas muy malas. No hago mas que pensar en ese bicho humeante en mi boca y aunque la ansiedad va pasando me he pensado seriamente en tomarme otra pastillita de esas relajantes, cualquier cosa antes que un chicle de nicotina, un parche o cualquier invento similar que prolongue esta agonía.
Mañana será el tercer día. No quiero proponerme mucho más. Solo sé que esta mañana al levantarme me dije: Gema, hoy no vas a fumar. Y de momento lo estoy cumpliendo, sin más. Mañana, al levantarme, antes de ir al gimnasio, mi nuevo aliado, me diré de nuevo: Hoy no voy a fumarme ningún cigarro.
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