Hoy por primera vez en mi vida me he animado a participar en un concurso literario, aunque bueno, para ser la primera vez, quizás literario no sea la palabra adecuada. Sé que mi aportación no era sumamente buena, de hecho, los textos no salían de una escritura meditada sino más bien del impulso del momento pero me siento satisfecha de haberme lanzado, por fin, a la piscina.
Lo del taller de escritura creativa no va a ser al final tan mala idea. Me hacen falta tablas y muchas pero al menos me quitó mis propias espinitas clavadas. Ha sido gratificante caminar por Parayas e ir buscando ideas para posibles relatos que cupieran en menos de 140 caracteres, una tarea ardua, al menos para alguien que es proclive a extenderse, enrollarse y desarrollar todo hasta la saciedad.
He estado leyendo algunos de los escritos que me hacen competencia, hay algunos buenísimos pero me consuela pensar que también hay otros que a mi juicio son un horror.
De momento ya ha sido gratificante e iluminador y en realidad eso era lo que yo andaba buscando.
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