02 marzo 2011

452. Cambiando el mundo

Cada uno intenta cambiar la vida de una manera, todas, en principio, podrían ser lícitas porque los ideales de uno puede que tengan poco o nada que ver con los del prójimo, aunque la esencia siempre es la misma, todos queremos cambiar las cosas para sonreir a la vida o de forma más eogista para que la vida nos sonría, sin más.

Esta ha sido hoy mi reflexión a partir de un tonto programa de radio y me he dado cuenta que yo intento cambiar todo aquello que no me gusta desde mi trabajo, desde ese oficio que elegí porque no pensaba en otra cosa que pudiera hacer mejor que ésa, no encontré nada que me apasionara más, que me llenara tanto como escribir, como contarles a los demás lo que pasa a nuestro alrededor.

Quizás sea un poco utópico decirlo así, porque realmente la gran parte de las veces nos convertimos en meros intermediarios entre las administraciones o instituciones, tanto públicas como privadas, y la sociedad en general pero solo sea por ese tanto por ciento que queda por ahí, o simplemente por la forma que tu tienes de contar algo, por mi personal forma de decir las cosas, por mi pluma o como se quiera llamar, mi oficio, mi pasión, mi forma de cambiar el mundo, porque acaba siendo eso merece la pena.

Es lo que tiene mi trabajo que quizás otros anhelen. Hay puestos más mecanizados, más autómatas donde poco hay que cambiar y entonces tienes que buscar otras fórmulas para eliminar aquello que no te gusta, para que podamos ser más libres porque, al fin y al cabo, se trata de eso.

El periodismo tiene ese don. Muchas veces el argumento de una persona, sin falta de razón, qué voy a decir yo, es 'lo leí en el periódico, lo escuché en la radio o lo ví en la tele' y se supone que ante esa afirmación uno debe callarse la boca. Si el texto está escrito por un profesional, será así, aunque claro, las interpretaciones de cada uno pueden variar el significado inicial, también es cierto.

Hoy me siento orgullosa, yo también estoy cambiando el mundo!

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