465. Me parto

Resulta que el viernes es el cumpleaños de A. y va a hacer una cena en su casa. Como yo tengo cierre he decidido aportar a la causa la tarta -así me garantizo que me queda algo de jala cuando llegue ;)- En principio, iba a hacer esa mítica de recurrir a las adorables manos del Mercadona, que hacen unos postres que te cagas pero luego he pensado que ya que tengo la mañana libre pues que no, que mejor me voy a currar una tarta de esas que, además, me suena que a B. -que también está invitada- la encantan y mira asi aprovecho y mato dos pájaros de un tiro ahora que está en estado de buena esperanza.

Total, que llamo a mi madre para que me recuerde, más bien me diga directamente, como se hace, y me cuenta toda la milonga que yo más o menos me imaginaba pero añade un ingrediente que a mi me suena fatal, que vamos, yo jamás le he visto a ella echarlo. Total, que me quedo con la mosca detrás de la oreja y como la mosca seguía ahí, llamo a mi tía, cocinera para más señas, para que me confirme la receta que me ha dado mi madre.

Total que me dice lo mismo pero sin el ingrediente X y la digo al final: Ah, es que mi madre me ha dicho que tu le echas X y a mi me sonaba raro.

El tono de voz de mi tia cambia y más seria me dice: "eso se lo hecho yo per es mi secreto" todo indignada.

Jajajaja, yo me partía. Mi madre desvelando lo que son casi secretos de confesionario y yo largándolos ahí, más ancha que pancha y mi tía maldiciendo que uno de sus secretos ya forma parte del imaginario colectivo.

Pero, no, nada de eso, he decidido hacer la tarta sin X, al menos esta mi primera vez, y probar con X lo siguiente para comparar y eso si, llevarme el secreto a la tumba.

¡Qué gracia! Junto a mi nuevo amigo de Parayas, un perro vagabundo que me ha acompañado durante todo mi recorrido, eso sí, muy respetuoso, he hablado con él al principio, me ha escuchado y a partir de ahí hemos hecho buenas migas proque no nos hemos invadido nuestros espacios vitales, me han alegrado el día.

¡Sí es que ya es primavera!