17 julio 2009

324. Tormentas y soles

Aunque una parte de ti te diga, llamémosle A, una cosa, estés convencida de algo, hay otra, la B, mucho más fuerte, que hace que todo lo que A dice se vaya al traste en menos de un segundo. Esto es como una montaña rusa, sube y baja y también hay ocasiones en las que estás en una recta, sin más. El problema, o mi problema, es que cuando baja lo hace casi sin avisar, en el momento menos oportuno, cuando tenía que estar subiendo pero por mucho que intentes agarrarte con fuerza para no dar la nota en esa bajada, hay algo que te lo impide y cuando intentas volver a subir ya es tarde, ya no hay foma de que quien está a tu lado no se de cuenta que no estás en tu mejor momento.

No puedo controlar ciertas emociones. Llegan, te ponen en evidencia delante de más gente de la que debiera, y luego vuelven a irse, al menos externamente. Me he vuelto a equivocar. Lo sé. Ahora ya no sé si necesito desconectar o plantarle cara a todo, afrontándolo directamente, aunque eso signifique derrumbarse ante los demás pero quizás asi se podría volver a diseñar la montaña rusa para hacer que solo tenga rectas y subidas, que jamás baje o que si baja lo haga despacio y no a trompicones, suavemente.

Me he equivocado, pensaba que la tormenta había pasado pero no, aún queda algún rastro aunque los truenos y los relámpagos ya apenas se escuchan, eso es el lado positivo, eso es lo que me gusta mirar. Seguro que mañana ya es chiribiri, pasado serán nubes y al otro Lorenzo volverá a brillar con más fuerza que nunca.

No hay comentarios: