23. Siempre hay algo que agua toda fiesta

Como ya os dije el viernes, aqui me teneis para valorar los tres días de feria que llevamos en La Puebla. Aún nos quedan dos y quizás la cosa cambie pero aunque me lo estoy pasando bien, bastante bien, le falta algo para que sea todo perfecto.
Quizás el viernes, por eso de que era el primer día y lo coges con más ganas, me lo pasé muy muy bien. El sábado pasé un mal trago con el chico del excusado que ha vuelto de nuevo al Sur (y, por cierto, se llama Antonio). Casi me muero de la vergüenza porque mis amigas menos disimuladas son cualquier cosa. Encima Antonio, el novio de Barbara, tampoco creo que haga excesivamente bien de Celestina y el chico debe estar pensando que soy una gilipollas redomada. En fin... menos mal que sólo me caía bien. Mira, no sé ni como estoy escribiendo porque estoy muertísima asi que si veis alguna incongruencia, pasad de largo.
El título va por algo en concreto que me tiene con un humor de perros y muy muy triste. Ayer domingo había sesión vermut en el paseo a la una del mediodía. Yo por darle capricho a Karen no me recogí hasta cerca de las nueve de la mañana pues la tía tiene una marcha que no os podeis imaginar. Bueno pues a eso de las 12.30 me despierto (eso otra cosa, con lo dormilona que yo soy y ahora con tres horas ya estoy lista) y mis padres, titos y demás familia se iban para el paseo a comer las sardinas y el gazpacho. Total, que me animé a ir y a seguir disfrutando de la feria también de día. Debo decir que me lo pasé como los indios. Fue una gran fiesta con los más puretillas en toda regla. Comer, comimos poco pero nos hartamos de cervezas. Era toda la familia con el puntillo, desde el mas hasta el menos y alli nos veias a todos bailando con la orquesta pasodobles, rumbas, sevillanas. Creo que ha sido el mejor rato de feria que he pasado este año y de momento. Pero, ¿que pasa? Que como buena periodista quise inmortalizar el momento con mi flamante y casi recién estrenada cámara digital y con la caraja se me olvidó recogerla después de bailar y se quedó en la mesa en la que habiamos estado. He movido cielo y tierra pero, lógicamente, me he quedado sin cámara. Me jode muchisimo porque me costó lo suyo, por supuesto, pero también porque tenia fotos chulisimas con mi sobrina en la mina. En fin... una putada en toda regla que me ha avinagrado el día y me esta avinagrando el de hoy. Bueno y os dejo porque estoy que no puedo con mi alma y sinceramente no sé ni lo que estoy escribiendo.