23 agosto 2005

28. ¿Cómo teneis o quereis vuestro corazón?

Hoy, buscando mi vena melancólica, os voy a contar un cuento que nos contaron el otro día. Es de esos que te llegan al corazón (o por lo menos a mi en su momento me llegó, puede influir las copas de más, que eran las 9.30 horas de la mañana y que ya no quería churros) y que pueden hacerte en un momento determinado reflexionar sobre algunos aspectos de tu vida. No me acuerdo como se llama el autor pero por lo visto el tio es un crack con unos relatos cortos propios para escuchar a la luz de la luna. Otro día os contaré otro que era más largo y algo más aburrido. De momento va éste que no sé ni siquiera si tenía título pero yo, hoy, quiero compartirlo con vosotros. Espero que os guste.

En uno de los muchos pueblos perdidos de la Sierra de Cáceres se premiaba cada año a aquel lugareño que tuviese el corazón más hermoso. Todos los años eran cientos y cientos los mozos de los pueblos cercanos que se acercaban hasta allí para participar en dicho certamen abriendo su cuerpo para mostrar corazones grandes, hermosos y con unos latidos espectaculares. En la última edición del concurso se acercó hasta el lugar un anciano al que nadie había visto antes y con voz decidida se presentó voluntario para ser el último en mostrar su corazón a todos los presentes. Como había sucedido en ocasiones pasadas, los muchachos más jóvenes levantaban pasiones cuando abrían sus cuerpos y dejaban ver cómo latía el músculo del amor. Llegado el momento, le tocó el turno al anciano que con suma delicadeza abrió su cuerpo y dejó ver un corazón en el que se apreciaban dos rasgos bien diferenciados.
1-. Por una parte, su corazón, a pesar de ser también enorme, estaba lleno de agujeros, como si de un colador se tratara y,
2-. Muchas partes estaban encajadas de cualquier manera haciendo un compacto bastante desiquilibrado y nada agradable para la vista.
Los lugareños al verlo, volvían la cara espeluznados ante tal mísero y apabullante espectáculo hasta que el alcalde del pueblo se atrevió a romper el silencio existente y le recriminó al anciano el hecho de haber querido participar en esta ancestral tradición mostrando un corazón hecho añicos como aquel.

Seguidamente, el anciano se subió al escenario que se había montado para la ocasión en el centro de la aldea y con voz pausada respondió lo siguiente: "Mi corazón es el más hermoso de todos porque cada agujero que veis en él corresponde a una persona que he conocido y a la que he entregado para siempre un pedazo de mi corazón. Por su parte, los trozos que aparecen encajados corresponden a personas que, al igual que yo, me entregaron un trozo de su corazón. Por eso puedo vanagloriarme de que allá por donde voy siempre llevo conmigo un pedazo de aquellos a los que más quiero y que han marcado en cierto modo mi vida y, del mismo modo, yo puedo presumir de estar en muchos sitios a la vez porque todos estos agujeros están en muchas personas que sé que me llevan allá por donde van, sin importar la distancia que nos separe".

3 comentarios:

Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx dijo...

Una historia realmente preciosa... Hace pensar y recapacitar en cómo cada uno tenemos nuestro corazón.

Anónimo dijo...

Hola Gemu,
realmente inspirador, que bonito... pero una duda.. tu estabs comiendo churros conmigo??Porque me acabo de quedar alucinada, yo estaba sobria, y no recuerdo nada de este cuento...
No me dejes con la duda please, o pensaré que me estoy volviendo loca!!
bsitos

Una conformista vital dijo...

marisa, definitivamente tu estabas mas pendientes a las dos rubias y al ruben y a ciertos condones que al cuento en sí mismo, jajajaja